ADULTOS SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES

Si sos un adulto con dificultades en tu organizacion, pero no por exceso de tareas sino por que sos capaz de hacer complejo lo mas sencillo, tal vez puedas encontrar algunas cosas utiles aqui.
Si sientes que un motor esta encendido sin poder silenciarlo, o que tu motivación se escurre y te aburres demasiado pronto... Si haces mil cosas pero pocas terminas...

Si las listas de tareas incompletas te superan, si quisieras tener un mes más en el año porque jamás llegas a tiempo, tal vez aqui te encuentres.
Si olvidas tus llaves, tus telefonos, tus compromisos, lo que te han dicho o ibas a decir....la cara del mozo, el nombre de la mujer de tu socio....estas en el horno si sos un adulto. Pero puede que tengas TDAH.
Si te sientes irresponsable, avergonzado, humillado y por sobre todo desconcertado porque por momentos tu funcionamiento parece exactamente igual que el del resto....
Tal vez aqui encuentres una pista. Si recuerdas el link...
Aquí estoy para a ayudarte a que lo recuerdes. Te espero en este espacio, para que entres, leas, comentes, compartas con otros y siempre regreses por mas!
Nos vemos
Norma Echavarria
Médica Psiquiatra

miércoles, 31 de agosto de 2011

Mariel, entre letrados con cargos vitalicios. III

Así pasaban los días. Y Mariel, ayudada por su enorme tozudez y la reformulación de su dificultad, en desafío, aprendió a domesticar su enorme falta de memoria, sus olvidos, y los cambios de ruta sin aviso.

No era ya tan grave olvidarse las fechas de la conquista de un territorio, la muerte de un general, o los nombres de batallas libradas. Había entrenado sus debilidades.
Lo hizo mezclando un pizarrón enorme, un padre director de estudios y amigo entrañable, con su deseo perseverante de autosuperación. Y horas de estudio y encierro.

Horas invertidas en pasar hojas en limpio, libros, carpetas, que tenía que traducir a ese idioma que sólo ellos dos entendían. Ella y su padre.
Lágrimas que borroneaban las carpetas, los mapas, que desprolijos jamás testimoniarían las horas o las buenas intenciones invertidas. Marcaron su camino. Las notas no representaban el sufrimiento, mas bien escondían su karma.
Cuadros sinópticos, algoritmos, dibujos, mapas mentales, dirían ahora, fueron los poseedores de la llave que abrió las puertas para salir a jugar nuevamente. Solo que ya no era tiempo de rayuela ni poliladron.

Tiempo, mucho tiempo para hacerlo todo.
Eso si, horas de juego, o de hobbies que hubiesen entrado en ese espacio, fueron sacrificadas ante una ceguera de nombres y de todo, todo lo que no llegaba a traducirse en una sola hoja.

En medio de semejante emprendimiento, batallaba con nuevos descubrimientos en su estilo.
Nunca sabía lo que despertaría su interés o lo que le atraería apartándole de aquello que la ocupara.
Salía con intención de tomarse la tarde para comprarse un libro, y volvía a su casa con lanas para tejerse un sweater.
Tomaba clases de guitarra porque le encantaba, pero simultáneamente en lugar de practicar las piezas emprendía el inicio del estudio de un nuevo idioma, o empezaba un nuevo libro. Y nunca llegaba a la clase preparada. Tampoco recordaba la tarea de inglés. Todo todo se superponía constantemente.

Y creció siendo totalmente impredecible. Soñadora, arriesgada, aventurera, independiente.
Lo que hoy le encantaba, mañana podría formar parte del baúl de los recuerdos. Cambio de planes eran la constante de la vida.
Bueno, en verdad, Mariel era realmente predecible, lo predecible era que nunca iba a serlo.



Si se comprometía con alguien, las cosas cambiaban.
No sabía bien por que razón, aunque esas fueron fortalezas apuntaladas por su padre, no podía modificar el plan si había algún otro involucrado.
Tenía un montón de cambios que en realidad obedecían muchas veces al acomodarse al deseo ajeno.
Era mansa. Dócil, y muy pero muy flexible.
Tal vez demasiado.
Y paradójicamente esa condición no despertaba adhesiones en la opinión de su madre.
Su entorno cotidiano se fue rigidizando paulatinamente, y endureciendo, y mas la torturaba entonces el fiscal que se instaló ocupando todas las bancas.

 Una mamá crítica y demandante, que obviamente reclamaba con comentarios negativos sus olvidos, sus torpezas, sus impulsos, sus cambios constantes de vestuario. Su desordenado 50% del dormitorio, que compartía con una hermana obsesiva del orden.

 Y la creciente exigencia, y el aislamiento terapéutico del estudio, fueron lo que indirectamente llevaron a que las calificaciones de Mariel subieran como si fuesen el resultado de buenas inversiones en la bolsa de valores. Cuando eran todo lo contrario.

Un circuito que crecía negativamente, alimentó un abogado defensor que en el rol de inquilino interno solo reclamaba una mirada menos punitiva, un abogado disfónico y tímido, frente a un fiscal todopoderoso y autoritario, que internalizó la voz de la exigencia.
Dos letrados con cargos vitalicios.

Un padre débil, con enorme dificultad para enfrentar conflictos, lleno de buenas intenciones y muy pero muy hiperactivo. Siempre distrayéndose en medio de nuevas reformas o arreglos de la cada vez mas enorme casa. Siempre dispuesto a financiar  sueños con el crédito de la confianza, pero lejos de percibir que el aire en la casa se viciaba progresivamente.

Ese entorno ayudaba a que la niña mujer mas se refugiase entre los libros, en actividades que llenaran el vacío que crecía, de una aceptación inalcanzable.

Hasta que teniendo sólo 12 años, porque ya había alcanzado a los pedales del auto, su maestro le permitió tomar un volante y aprender a conducir un automóvil.
Ese día nunca quedará en el olvido.
Porque solo sería cuestión de tiempo. ..
Manejar, sería en el futuro sinónimo de libertad y de posibilidad de movimiento y cambio.
Ese fue el gran paso, hacia el siguiente objetivo. Alejarse en búsqueda de calma.

En medio de la adolescencia, emprendió un viaje hacia el país del Norte, tres meses sola con unos tíos que jamás había visto.
 Volvió llena de fotos, lugares que marcaron su destino, y muchos deseos de vuelo propio. Viaje que repitiese tres años mas tarde, con clara intención de instalarse.
Eso sí su inglés mejoró tanto que la promocionaron dos cursos. Hablar, libremente sin tareas que le aburriesen, le enseño que aprender era caminar la práctica.
Fue el día de su cumpleaños número 18, que lo festejó dando el examen para su licencia.
Nada podría hasta mucho mas adelante, generarle la pasión que le brindaba tomar un volante entre sus manos, subirse a un avión, o conocer nuevas culturas.
Conocería el amor y construiría una relación estable muy temprano. Demasiado para la niña aventurera con dos letrados de inquilinos.

Tampoco imaginaba entonces que acumularía tantas millas de vuelo sin haberse convertido en azafata. Ella dibujaba el paisaje, donde como Mary y Albert en aquel parque, inspiraba sus propias aventuras.

Y se terminó la secundaria, y postergó el ingreso tentada por volverse a esquiar al Norte. Otro crudo y nevado invierno la esperaba nuevamente. Nieve que anticipaba sin que lo supiera que debería escalar para conseguirlo todo.

Especialista en hacer complejo lo simple, sin convencionalidad alguna, seguiría la etapa de las elecciones en tiempos difíciles.


Continuará.....

Norma Echavarría
copyright
1/09/2011






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