ADULTOS SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES

Si sos un adulto con dificultades en tu organizacion, pero no por exceso de tareas sino por que sos capaz de hacer complejo lo mas sencillo, tal vez puedas encontrar algunas cosas utiles aqui.
Si sientes que un motor esta encendido sin poder silenciarlo, o que tu motivación se escurre y te aburres demasiado pronto... Si haces mil cosas pero pocas terminas...

Si las listas de tareas incompletas te superan, si quisieras tener un mes más en el año porque jamás llegas a tiempo, tal vez aqui te encuentres.
Si olvidas tus llaves, tus telefonos, tus compromisos, lo que te han dicho o ibas a decir....la cara del mozo, el nombre de la mujer de tu socio....estas en el horno si sos un adulto. Pero puede que tengas TDAH.
Si te sientes irresponsable, avergonzado, humillado y por sobre todo desconcertado porque por momentos tu funcionamiento parece exactamente igual que el del resto....
Tal vez aqui encuentres una pista. Si recuerdas el link...
Aquí estoy para a ayudarte a que lo recuerdes. Te espero en este espacio, para que entres, leas, comentes, compartas con otros y siempre regreses por mas!
Nos vemos
Norma Echavarria
Médica Psiquiatra

jueves, 1 de septiembre de 2011

Confianza.

Ser adultos, significa hacernos responsables. Primero independientes de la necesidad de supervisión paterna, luego de la de nuestros maestros, y luego poder hacer que nuestra voluntad obedezca.
Porque hacerse grande es tomar acciones solos, que seguramente involucran a otros.
Y entonces aparecen los compromisos. Los que nos piden, los que ofrecemos.
Todos.
Para con otros, para con nosotros mismos.
Nos piden que estudiemos, nos piden que llevemos un mapa, nos piden silencio, nos piden ayuda en algo, nos piden que tengamos tiempo, nos piden que escuchemos, nos piden fidelidad, nos piden que los tengamos en cuenta.
Y así también ofrecemos. Porque estamos en condiciones en ese momento, ofrecemos ayuda, ofrecemos llamarlos, ofrecemos trabajo, u ofrecemos nuestro compromiso, ofrecemos contactos, cuando solo sabemos sus nombres, ofrecemos prestamos, sin medida o sin cuidados.

Y así exactamente igual, nos comprometemos con nosotros miles de veces. Prometemos levantarnos temprano, iniciar la dieta, arreglar el escritorio, contestar correos, llamar al amigo, prometemos organizarnos...pero nos defraudamos nosotros mismos.

Y quedó así sellado un pacto, que en realidad carece de la estructura de una promesa, pero parece.

Porque muchas veces no sabemos si nos han escuchado o entendido. Si tenemos las posibilidades, de cumplir, o de realizar lo prometido.
O nadie estipuló el tiempo para cumplir con el compromiso, o se hizo en forma poco realista.

Muchas son las veces la promesa o el compromiso son bastante difusos, vagos, ambiguos.
Entonces no queda claro ni lo que pedimos, ni lo que ofrecieron. No es posible ejercer ningún reclamo. Inseguridad entonces aparece a cambio.




Muchas veces tomamos compromisos que involucran a otros, a los que no consultamos sus voluntades o su posibilidad de hacerlos concretamente.

Muchas veces nos recuerdan, nos reclaman promesas con tremenda seguridad, al mismo tiempo que no podemos siquiera recordar haber hablado del tema

Otras negando insistentemente no pudiendo reconocer ni la duda, negamos habernos comprometido.

Si damos nuestra palabra, si nos comprometemos con hacer algo, es nuestra imagen la que eso construye.

Si el compromiso se rompe, o no se registra el mensaje completo, o se olvidan o se ignoran los tiempos, lo que traduce esa acción es un mensaje de desidia, desinterés, y egoísmo.

Así nace la desconfianza. Y se instala la inseguridad.
Y con la desconfianza el aislamiento y una menor oferta de oportunidades. Y con la inseguridad la parálisis.

Y un sujeto adulto con TDAH suele despertar bajo nivel de confiabilidad.
 A no ser que ese tema haya sido muy corregido. Y entonces encontremos sujetos que no solo jamás romperán una promesa, sino que sufrirán por cumplirlas, por la obligación, como una deuda.
No pueden cambiar nada, y suelen ser blancos fáciles de otros que abusan de su dificultad negociadora y solo cumplen. Cumplen para agradar, para ser incluidos, a cambio de una amistad que no es auténtica, ni merecida.

Ganarse la confianza perdida, es muy pero muy difícil.
Si tienes la costumbre de no tomar compromisos, porque los olvidas, no quedarás exento de la exclusión social tampoco.
Tenemos que aprender a comprometernos. Pero a hacerlo cuando estemos en condiciones de darles curso activo.
Por eso, antes de hacerlo, revisemos, modifiquemos, aclaremos, recortemos, seamos realistas, con aquello que aceptemos cumplir.
Preguntémonos si podemos, si tenemos recursos, si es necesario, si tenemos tiempo. Si debemos hacerlo, si al hacerlo desviaremos o cambiaremos nuestros valores.

No olvidemos que los compromisos tienen también fecha de vencimiento. El mañana, el después, el me fijo, te escribo, te aviso, esperame, todos solo son excusas para ganar tiempo.
Muchos no pueden ni siquiera hacerse cargo, apagan teléfonos, no contestan correos, se esconden, huyen, esconden su cabeza como una avestruz asustada.

Así se transforman no sólo en seres poco confiables, sino en fugitivos de vínculos humanos.
Mayor desconexión, mayor aislamiento, menores oportunidades laborales, menores recursos, mayor angustia y desvalorización, mayor estrés, peor funcionamiento.

Por la vergüenza que la colección de promesas incumplidas, son capaces de abandonar amistades, trabajos, oportunidades buenas, se pierden cual fantasmas del olvido.

Vale la pena el registro. Antes de comprometerse, si podemos hacerlo responsablemente.
Si no estamos en condiciones, vale la pena pasar de largo, y ponerse a evaluar que condiciones nos faltan


Norma Echavarría
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