ADULTOS SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES

Si sos un adulto con dificultades en tu organizacion, pero no por exceso de tareas sino por que sos capaz de hacer complejo lo mas sencillo, tal vez puedas encontrar algunas cosas utiles aqui.
Si sientes que un motor esta encendido sin poder silenciarlo, o que tu motivación se escurre y te aburres demasiado pronto... Si haces mil cosas pero pocas terminas...

Si las listas de tareas incompletas te superan, si quisieras tener un mes más en el año porque jamás llegas a tiempo, tal vez aqui te encuentres.
Si olvidas tus llaves, tus telefonos, tus compromisos, lo que te han dicho o ibas a decir....la cara del mozo, el nombre de la mujer de tu socio....estas en el horno si sos un adulto. Pero puede que tengas TDAH.
Si te sientes irresponsable, avergonzado, humillado y por sobre todo desconcertado porque por momentos tu funcionamiento parece exactamente igual que el del resto....
Tal vez aqui encuentres una pista. Si recuerdas el link...
Aquí estoy para a ayudarte a que lo recuerdes. Te espero en este espacio, para que entres, leas, comentes, compartas con otros y siempre regreses por mas!
Nos vemos
Norma Echavarria
Médica Psiquiatra

domingo, 11 de septiembre de 2011

En blanco y Negro. Mariel V.

Y Mariel, salió de su casa.
En medio de una ilusión que la hacía sentir cual un gigante, buscó la manera de empezar esa nueva etapa.
Y recién allí se dió cuenta que debía hacer una larga fila.
 Había un examen de ingreso, y de los difíciles.
Ingresar a la Universidad de Buenos Aires, no era igual que ir a la Universidad privada. Otra vez decidía sin saber exactamente que enfrentaría.
Eran 900 puestos, para 10000 inscriptos.
Mariel, debería sentarse a estudiar duro.
Pero ya a esta altura sabemos que para ella se había tornado un desafío.

Y allí quedó escondida otra posibilidad de ser descubierta... Nadie sospecharía jamás que Mariel era desatenta, cuando entró entre los primeros 50 promedios..
 El problema mas duro sería el viaje. Y el recordar que debería anotarse sola. Organizarse era casi imposible y hacerlo consumió horas enteras de una juventud monopolizada por un enemigo sin nombre.

Ella tenía serios problemas en el manejo de las esperas.
 Minutos muertos era la calificación de todo tiempo en que se sentía atrapada esperando.
Insostenible ansiedad y tensión que surgía cuando perdía preciosas horas, en micros, trenes y subtes.
Pero su nuevo rumbo académico estaba a 40 km.
Entrenada en manejo eficiente del tiempo, para enfrentar su intolerancia a las esperas, es como nuestra amiga recorrió esos 5 años.
Un año viajó en auto, y eso era otra cosa.
A pesar de que un par de veces dejó las llaves adentro, y tuvo que llamar y pagar un cerrajero, nadie pensaba que Mariel tenía ningu`ún problema.
Ni el día que dejó el auto estacionado y volvió viajando dos horas ensimismada concentradísima en sus apuntes.
Podía estudiar en el tren, pero olvidaba todo lo que la rodeaba mientras lo hacía. Hasta como había viajado ese mismo día.

Libros y traducciones que acompañaron el trayecto de viajes eternos, permitieron que superase las largas sesiones de espera. Grababa sus temas y los escuchaba en el camino. Ideas de avanzada...

Y la comunión con la que sería a partir de allí su gran amiga. Elena le agregó a sus sistemas el eslabón que faltaba.
Elena, era quien firmaba por ella, sabiendo que Mariel odiaba perder el tiempo. Elena copiaba las clases en que Mariel volaba con su mente.
Su amiga siempre sabía que estudiar, y de que fuente. Mariel organizaba el estudio.
Hicieron una buena dupla.
Mas difícil entonces que alguien descubriera sus faltas.
Elena funcionaba como la parte perdida de su cerebro...
La paradoja a su vulnerabilidad distractiva, fue que pudiera concentrarse en medio del ruido.
 Ella construía un mundo donde nada mas que su pasión se pércibía.
Y el guardapolvos le devolvió la vida.
Y la motivación y el entusiasmo. Y encontró que la medicina le facilitó el estudio.
Y como no había láminas ni tablero, podía estudiar caminando.
Y es lo que hacía, y entre agosto y diciembre lo hacía afuera. con olor a césped y a sol se sentía libre.
Ydescubrió que sus cambios del entusiasmo al aburrimiento súbito estaban muchas veces guiados por la pérdida de sentido, la frustración y la dificultad para transitar el terreno de sus debilidades.

 Aun sin entenderlo claro, sabía que los nuevos libros prendían la llama de una curiosa pasión que se lo hacía mas fácil.
Y le ayudó la disciplina aprendida junto a su maestro.
Y practicó sistemáticamente el ejercicio de una planificación ordenada.
Estudiaba a diario, leía  libros enormes, y construía cuadros de colores, que alojarían la clave de la única evocación posible.
Pero ese sistema que otros parecían no requerir para hacer el mismo trabajo le llevaba muchísimas horas.
Igualmente ese esfuerzo fue lo que consumió toda otra posibilidad de disfrutar su vida.
Se acabaron sus hobbies, su libertad quedó altamente amenazada, lo mismo que su calma.
Su única amiga permanente, parada junto a su silla esperando el abrazo, era su guitarra, y con ella su canto y sus vuelos.
A duras penas, lo único que sostuvo fue su noviazgo.
Un precio muy alto por usar el deseado guardapolvo blanco.
Su vida fue lentamente consumida por el estudio. No lograba organizarse, todo le llevaba demasiado tiempo, el viaje, vestirse, traducir los libros, pero entender, era paradójicamente un juego de niños.



Ignorando el motivo empapeló su cuarto.
Pero de cuadros y algoritmos, de hojas que contenían los nombres que debería repetir cual rezo antes de meterse en su cama.
 Porque no podía entender el esfuerzo enorme, que debía realizar para evocar material de su memoria.


Como entender, era sencillo, y era muy bueno su pensamiento y su estilo deductivo, mas complejo era explicarse la razón de la ausencia de aquello leído.
Lloraba al darse cuenta que no podía recordar los nombres.
Y sus lágrimas marcaban su paso.
Y leía y releía, sin saber que había leído.
Y así cada materia armó una profunda huella en su vida.
Como la tinta volcada marco aquellas láminas de su entrega, ahora las lágrimas lo hacían.
 Pero perseverante siguió la lucha a pleno. Porque ser medica encendía todas sus luces.

El guardapolvo blanco, se transformó en ambo, y así también le empezaron a llamar doctora.
Y la motivación le ayudo a alivianar el esfuerzo.
Y llegaron las guardias, y las noches de sueño y de desvelo.
Y la lucha por mantenerse lúcida dio paso a un displacer que se instalaría luego, con mayor fuerza.
Nuevamente de blanco, nuevamente la duda.
Sería posible nuevamente el haberse equivocado ?
Pero claro tenía que le encantaba el trabajo.
No le gustaba en entorno, las actitudes de muchos de sus compañeros. La indiferencia de algunos, la lucha de egos, y la soberbia. Y las dudas. Igual que al finalizar el colegio otra vez la amenzaban.
Todo, todo le gustaba.

Amaba estar en la trinchera. Revisando e interrogando pacientes. Armando rompecabezas, para encontrar aquello que generaba el síntoma.  Pero no le gustaban los papeles, ni las órdenes o los pedidos que luego perdía.
Era curiosa, como lo había sido siempre.
Y muy pero muy comprometida.
Pero el aire se iba enrareciendo.
Y Mariel tenía al parecer la piel muy finita.
Y todo lo que e rodeaba le parecía impropio, inadecuado, y lento. Injusto, y también egoísta.
Todo para ella lo era.
Pero pudo elegir quedarse con el guardapolvos puesto.

Su noviazgo perdió rápidamente puntaje, no sabía si realmente seguía enamorada, o ya estaba acostumbrada y cómoda.
El parecía estar en el mismo sitio. Y ella iba demasiado rápido.
Ella empezó un año mas tarde, pero él oscilaba de carrera en carrera como sin rumbo.
Nunca le había mentido antes, y de repente descubrir que él no estaba estudiando realmente sino simulando hacerlo, derrumbó lo que quedaba entre ellos.
No era fácil convivir con alguien que portaba consigo una imagen de éxitos académicos continuos.
Nadie sabía realmente el enorme costo, del sacrificio y los recortes de su tiempo libre.
Ella entonces tampoco sabía que a él le atormentaba algo parecido, aunque en apariencias totalmente difernete.
El, un tipo estupendo, vivía atrapado en el deseo de hacer algo que jamás concretaba directamente. Falto de iniciativa, rey de postergaciones, de desorganización, miedos e inseguridades, el quedaba en medio de las vías de cada materia o trabajo.
Mientras religiosamente leía. Pero tan solo el periódico. Lo único que ella no podía.

Quería estudiar, pero la motivación y la atención a él le generaban una peor trampa.
No encajaba tampoco en el modelo de las clases diarias, o los trabajos prácticos.
Simplemente volvío lentamente a quedarse afuera. Ella era protagonista activa, él ágil observador  pasivo.
Pero realmente se amaban.
Aún en medio de sus enormes diferencias la atracción era enorme.
Ella era algo así como su remolque, el era algo así como su oasis.

Nadie entendía como siendo tan diferentes, y aún después de haber estado un tiempo separados decidieron casarse.
Habrá sido la señal no leída entonces que ella vistiese de negro para la boda?
O habrá sido que nadie asesorara a esta mujer distraída, recordándole que las novias suelen vestirse de blanco?


continuará...

Norma Echavarría.
copyright.
11/9/11





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