Desorden de Interiores.

Vivir con TDAH puede ser menos estresante de lo que tu crees.

Siempre y cuando estés dispuesto a ocuparte del cambio.

Porque si has aprendido, o estás aprendiendo cómo este desorden nos afecta, entre las prioridades para mí está el reaprender a ORDENARNOS.

Ordenarnos, abarca mucho más que el manejo, del tiempo, y de los espacios, pertenencias y papeles.

Bajar el estrés y regular las emociones, están primeros en mi lista.
Pues funcionamos mucho peor de lo que ya lo hacemos, en medio del caos emocional.

Vivir con TDAH genera un enorme impacto en todas las áreas de la vida, pero el saldo emocional y la ansiedad frente a saber que lo mas probable es que fallemos genera aún mas daño que la falla misma.

Cambios súbitos, un entusiasmo que se estrella de la mano de la frustración, o simplemente una espera mayor a la internalizada como posible.

Una motivación que se escurre, de manera impredecible, aún en medio de proyectos iniciados con ganas, o propuestas propias.

  Vivir diariamente luchando por las adversidades de enfrentar olvidos, exceso de tareas postergadas, o una comunicación fallida, puede desgastar el combustible con el que todos iniciamos nuestros días, sosteniendo una preocupación que debiera ser transitoria, o exagerando el impacto de nuestros desafíos.


Podemos ver diferentes estilos, mas dramáticos, menos demostrativos, unos que llevan al llanto o a la ira, otros que generan protección en el ostracismo y aislamiento.

Por esto es que debemos ordenarnos.
Ordenarse es empezar por nosotros.




El bienestar será el máximo objetivo, pero debemos saber que para sostenerlo, necesitamos conocer los factores habituales que lo amenazan, o lo fomentan.

A la caza de brujas se ha dicho!
¿Sabes acaso que te saca de la comodidad, del relax, de la calma?
A dejarles poco espacio entonces.

¿Sabes tú cuales son los mayores promotores de tu bienestar?
A buscar nuestras mochilas y recargar con ellos.


Pues  aunque sepas muchas estrategias de organización, si no has aprendido a bucear en el mundo de tus emociones, amigarte, conocerlas, ayudarlas para que no se instalen y sigan su paso, este es un buen momento para hacerlo.


Ordenemos el desorden empezando por nuestro interior.




Tendremos tiempo luego de colgar estantes, y buscar organizadores.
Pero es tiempo de priorizar la calma antes.

Empieza conociendo tu cuerpo relajado y cómodo.
Busca cerrando los ojos, un sitio donde puedas abandonarte completamente.
Un sillón, la arena, el césped, tu cama, una hamaca, tu bañera, donde sea que te sueltes..

Busca en el registro de tu memoria emocional, recuerdos de momentos de bienestar, de plenitud, de estabilidad, busca el registro de calma.

Atraviesa el registro en tu cuerpo para saborear cómo era.




Busca claves en esas imágenes, que puedas asociar a ello.
Anótalas en una pizarra, pues las hojas se pierden.
O pega una cartulina grande en alguna parte visible de tu cuarto.

Durante una semana de observación, habrás recorrido bastantes situaciones placenteras.
Anótalas, recuerda que vamos a olvidarlas.





Fíjate si logras jugar el juego de ordenarlas y encontrar que las conecta...

Luego si identificaste tu estilo, inunda tu día de esas situaciones.
Sí, que te rodeen. Por todos los flancos.

Luego circula con registro consciente a cada momento.
Evalúa tu cuerpo, fíjate si estás contracturado, o rígido.

Apurado, o con el ceño fruncido. Sonriendo o preocupado.
Eso sí lleva tiempo el registro consciente.
Y foco.

Si sientes placer al llegar a horario, tómate mas tiempo y registra lo bueno de no ir a las corridas.

Si sientes placer al dormir bastante, recuerda que debes ayudarte cerrando aplicaciones, dejando la computadora y el teléfono para el fin de semana.

Si sientes placer con los logros, recuerda entonces que debes programar sentarte, tener foco, hacerte de una estructura que te proteja de tí mismo.

No tenemos estructura, por eso es que admiramos a los que la tienen, y les dejamos que nos la presten, pero después nos asfixia...eso es porque no está diseñada a nuestra medida.

Diseña la tuya.

Si sientes placer saliendo y con amigos, organiza con tiempo verlos, coordina los eventos con otro que te ayude, pero construye los momentos, esos tiempos con otros no se logran el sábado a las 21.

Si amas el aire libre, recuerda hacerte huecos para caminar por la plaza, el parque que seguro tienes cerca.
Camina descalzo.
Siente el viento.
Duérmete al sol.
Si tienes placer al ducharte, pues hazlo conscientemente.

Ignoramos la importancia de esos simples momentos porque nos rodean a diario.

Saborea una comida. Cocina, amasa, huele.

Abraza a los que ames, deja que lo hagan, baila, canta, pinta, saborea la vida.

Deleita tus sentidos alimentando el bienestar en tu cuerpo, y desde allí partiremos para generar el cambio que necesitamos.

Una persona con TDAH funciona diferente, gasta toda la energía disponible para un día en pocas horas por este mal funcionamiento.

Si sabes de antemano, que tienes que atravesar, áreas inevitables donde estarás expuesto a fallar, pues rodéate de todo lo que te haga sentir bienestar.
¡Exageradamente!

Si vas a estudiar, hazlo mientras saboreas ese café con espuma que te encanta, si vas a tener que esperar una larga fila, pues llévate ese libro que tanto te entusiasma.

Si el día será largo y lleno de actividades, arranca con un buen desayuno, una ducha y viaja escuchando música..

Si no aprendemos a diseñar generadores energéticos, la ansiedad, la depresión, la irritabilidad o la apatía serán los que acompañarán nuestro camino.

Si quieres ordenar, empieza por dentro.

Que tengan bonito fin de semana todos.

Norma Echavarria
Bienvenido mes de Julio.