HISTORIAS CON PARECIDOS

lunes, 19 de marzo de 2012

Los otros y nosotros

Los otros y nosotros.
 La vida es una obra que vamos escribiendo, todos los días de nuestra existencia.

 La vida es algo en serio, que pocas veces sentimos importante.
 Nos damos el lujo de distraernos, comprando cosas innecesarias, postergando caminatas, olvidando dar un abrazo a quien realmente amamos.
 Entretenidos convencidos que siempre habrá tiempo, postergamos mirarnos seriamente, sin apuro, sin motivo.
 La vida la iniciamos siempre con los otros.
Esa primera persona que nos aloja, es la que nos abraza, nos nutre y nos da el empujón al abismo.
 Y paradójicamente, como solemos las madres, luego nos abraza tan fuerte que hace que creamos que debemos siempre vivir aferrados a alguien.
Y vivimos trabajando duro, para crear andamiajes que nos aseguren no caernos por los precipicios.. Nutrirnos, sentirnos amados, cuidados, sentir que podemos confiar en ellos, nuestros padres mientras crecemos vulnerables es el trampolín del que partimos con suerte todos.

 Los otros son parte de nuestro camino siempre. Aún cuando algunos se aíslen, renieguen de contactarse, se quejen, cuestionen, demanden, critiquen, agredan, o ignoren, el solo hecho de hacerlo les asigna carácter de presencia ineludible.
Muchos lo hacen frente a sus carencias de recursos para lograr vínculos reales.
Temiendo no ser aceptados, eligen quedarse fuera de la oferta.
 Pocos capítulos se han escrito teniendo en cuenta el enorme problema que el ser desatentos, hiperactivos, o impulsivos genera en esa danza.
 La danza con otros se torna inevitablemente un ir y venir de pisotones.
Peleas, rupturas, divorcios, son una de las evidencias que nos quedan para sostener este patrón de comportamiento que se repite.
 Los otros, los que nos aman, o nos ayudan, que nos eligen, que nos acompañan...Esos seres que nos adoptan, para organizarnos o para darnos su ayuda..
Esas personas que siguen al pie, aún después de muchos vaivenes, esos suelen salir tan dañados del vínculo como si nuestro Déficit fuera contagioso.
 Decisiones impulsivas, muchas veces nos llevan a darles ingreso, a convencernos de lo factible de una relación duradera, y de no serlo en cuestión del tiempo, al menos la mostramos predecible y con absoluta entrega.
 Les damos la bienvenida, abriendo los brazos, abriendo nuestras casas, nuestra historia, con una confianza que entregada sin medida, no logra sostenerse porque no es producto de una construcción conjunta.
Empezamos sin proyecto, o asidos a deseos de inmediatez y compañía.
 Cómo es que esos otros se sienten?
 Digo en esta instancia, que muchos de nosotros elegimos seres que portan nuestro mismo patrón de comportamiento.
 Porque nos es compatible, porque hablamos el mismo idioma, o porque ambos podemos asociarnos a vivir una fantasía.
 Es muy atractiva la charla, el contacto, sentimos que nos une una atracción inexplicable. Sea como sean nuestras elecciones, ambos salimos dañados.

 El dolor inevitable, la repetición de patrones que no cambian, la ausencia de registro de ese otro, la carencia de respeto por los tiempos, la falta de tolerancia, la imprudencia, la necesidad de huir hacia lo nuevo... Termina haciendo que las comedias se tornen en dramas, y los príncipes y princesas del cuento de hadas sean villanos y hechiceros que invitan a cambiar de sintonía sin espera.

 Quiero volverme a mi interior por un tiempo, a bucear si es que lo logro las claves que no me resultaron visibles. Las mías, las del otro, las de ambos, y quiero reconciliarme con ellas. Para poder registrarlas. Necesito entender que probablemente no puedo verlas.
 La importancia de nuestras relaciones está en el mismo plano que la nuestra, porque somos con los otros, sino no somos.
 En nombre de la importancia crucial de nuestra vida con ellos no abandonemos la idea de que este problema hay que mirarlo por todos sus ángulos. Con quienes vivimos, a quienes amamos, les debemos no solo nuestro respeto, sino que el amor solo podrá sostenerse si incluimos su presencia aún cuando parezcan ausentes.
 Norma Echavarría
copyright 18 de marzo 2012

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