HISTORIAS CON PARECIDOS

RENATA Y EL SUEÑO

Otra vez se hacía de dia, y ella leyendo.

Otra vez sin darse cuenta el día se le dió vuelta la agenda.
Su vida, parecia un cuento de vampiros. Ella de día tenía que dormir para poder juntar los pedazos de cuerpo agotado despues de noches mas largas que las del Polo Sur en diciembre.
Pero si por alguna extraña situación lograba dormirse, las mañanas eran neblinosas y viscosas.
Parecía un zombie.
Recordaba aún las palabras de su madre relatando extrañada a sus amigas, como su primogénita pasaba en sus primeros meses, horas despierta. Registrando el mundo, tranquila pero con alergia al moisés o la cuna ni bien la ponía en ella.
Renata no lograba recordar nada.  Acaso los bebes lloran por sueño o porque quieren seguir activos?
No era una progunta para hacerse. Ella se sentía atrapada en la cama sin sueño.
Ya era una mujer grande. Ahora tenía una profesión y no era chiste.
Debía despertarse o la buscarían de los pelos.
Su sueño había sido siempre una pesadilla, y estaba ya harta. Y para colmo de males cuando finalmente dormía risueñamente parecía muerta.
Nadie, absolutamente nadie lograba despertarla.
Y nuevamente cada noche la casa dormía, la ciudad roncaba, y Renata tenía mas energías que un aprendiz de búho.

Debía de ser un engendro de vampiro. Porque de día parecía un ente, confuso y adormecido.
Pero leía, escribía soñaba despierta, en una mente que parecía despejada, solo por las noches.
Por las mañanas tenía una suerte de embotamiento, que se repetía cada vez que su entorno se ponía predecible, calmo, monótono.
Peleaba contra el sueño y el insomnio a diario.
Haría lo de siempre. Llamaría al trabajo a avisar que estaba enferma.
De todas maneras algo le decía que no estaba mintiendo tanto.


Norma Echavarría
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2 abril 2011