HISTORIAS CON PARECIDOS

viernes, 11 de diciembre de 2020


Cerremos el 2020 concientes.

Diciembre, mes donde todo lo que arrancó en marzo de golpe termina, y los balances se hacen sentados en la mesa de la cocina. 

Terminan las clases, se amontonan materias aplazadas, se rinden exámenes, se descubre el telón de la verdad que se vino barriendo debajo de la alfombra, aún en cuarentena al parecer en el informe tu hijx tiene ocho materias abajo. 

Fue un año tremendo. 

Y cuando uso tremendo, tambien incluyo pensarlo como algo único. 

Si vos tienes hijxs en etapa escolar, a vos en especial va dirigido este mensaje. 

Porque este año propongo subirte al podio y darte un doble premio. 

Y si tenes hijxs con TDAH en el mismo esquema, ya sos mi candidatx al Martin Fierro de oro. 

Porque todo fue carrera de obstáculos. 

Primero volver de vacaciones, prepararlos para inicio de clases. 

Excitación, organización, materiales, uniformes, delantales, horario de clases, reinicio de terapias, vuelta a pedir turnos para pediatra, neurologx, psiquiatra, psicopedagogx, coordinar acompañante, fono, T.O, recetas, vacunas, y todo lo que sabemos te piden para arrancar prolijamente. 

O tal vez, encima de todo, vos no llegaste a tiempo, y tu hijx se quedó a tu cargo: fuiste madre-padre, maestrx, terapeuta, acompañante, psicólogx, aunque zafaste de ser Uber.

Y nos pasó por arriba a todxs la pandemia, la cuarentena, la convivencia sin posibilidad de salidas.

El miedo, la angustia, los cuidados, las explicaciones que no cerraban, las que nos dieron y las que teníamos que darles a ellos. 

Al principio, todo era masa madre, zooms de amigos, cartas, Netflix, Play, y siestas. 

Dijimos chau a los horarios y vivan las vacaciones obligadas. 

Salvo si aparte de todo sos personal de salud, o tu trabajo entró en el rango de los indispensables.

Todo se fue alargando mientras los ingresos y la paciencia se achicaron. 

El humor se fue alterando, la felicidad familiar se mezcló de hartazgo y seguramente no supiste a esa altura de que disfrazarte para explicarle a tu hijo que eran las placas tectónicas, o que paso en la epoca de oro de Mitre, Sarmiento y Avellaneda. 

 Mientras tanto tu trabajo se metió en tu casa, usurpó la mesa del living, tu cama, o te llenó de insomnio la noche, y te mostró que necesitabas una computadora que no podías comprarte.

Este fue un año intenso de familia, o de percibir su ausencia.

Podría enumerar mil situaciones, y asi seguiríamos sumando. 

Hoy quiero acompañarlos de una manera diferente.

Porque si estás leyendo esto, vos pudiste atravesar la tormenta.

Muchas familias,  este año perdieron a un ser querido. 

El covid se llevó la vida de madres, de hermanos, de tías, de abuelos y no nos dejó manual de instrucciones para lidiar con esto. 

Muchos perdieron sus trabajos, sus ahorros, sus sueños, todos perdimos pero también ganamos algo.

Aprender es un buen saldo después de todo. 

No existen las certezas, nada en nuestro para siempre, todo es incertidumbre y transitoriedad pero nos habíamos convencido de otra cosa. Viene bien la movida de piso si estábamos adormecidxs.

Quiero enviarles mi mayor abrazo y va con enorme reconocimiento al mérito. 




Vamos a necesitar mucha energía, para seguir pues la tormenta no se ha terminado. Esperemos renovar nuestra esperanza junto a nuestra energía este año. 

Nuestro brindis será dentro de nuestra burbuja segura, y conservando tanto los cuidados como la fé. Podemos cambiar si vamos como sociedad consciente, honesta, educada y comprometida. 

Todo comienza en casa, alrededor de la mesa de la cocina, donde educar a nuestros hijxs es nuestra
tarea, y no es delegable. Gran aprendizaje si no te habías dado cuenta.

Feliz 2021 a todxs. Feliz Hanukkah y Feliz Navidad a todos.


Norma Echavarria

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