ADULTOS SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES

Si sos un adulto con dificultades en tu organizacion, pero no por exceso de tareas sino por que sos capaz de hacer complejo lo mas sencillo, tal vez puedas encontrar algunas cosas utiles aqui.
Si sientes que un motor esta encendido sin poder silenciarlo, o que tu motivación se escurre y te aburres demasiado pronto... Si haces mil cosas pero pocas terminas...

Si las listas de tareas incompletas te superan, si quisieras tener un mes más en el año porque jamás llegas a tiempo, tal vez aqui te encuentres.
Si olvidas tus llaves, tus telefonos, tus compromisos, lo que te han dicho o ibas a decir....la cara del mozo, el nombre de la mujer de tu socio....estas en el horno si sos un adulto. Pero puede que tengas TDAH.
Si te sientes irresponsable, avergonzado, humillado y por sobre todo desconcertado porque por momentos tu funcionamiento parece exactamente igual que el del resto....
Tal vez aqui encuentres una pista. Si recuerdas el link...
Aquí estoy para a ayudarte a que lo recuerdes. Te espero en este espacio, para que entres, leas, comentes, compartas con otros y siempre regreses por mas!
Nos vemos
Norma Echavarria
Médica Psiquiatra

sábado, 26 de mayo de 2018

Trabajo y TDAH: Trabajemos por ellos

Tener TDAH y ser adulto, por suerte ya no es ser un bicho tan raro.

Se habla un poco más, aunque me resulta incomprensible ver dividida la opinión en bandos entre quienes creen y no creen.
Como si algunos descreyeran que la tierra gira alrededor del sol.
Pero regreso al punto que hoy me convoca.

Trabajo desde muy joven, estudiar y trabajar fue siempre algo que hice.
Pero hacerlo teniendo este “desorden”, es una garantía de vivir estresado.
Un adulto aparte de enfrentarse con su problema, debe lidiar con generarse el ingreso para sostener una vida independiente y crecer consolidandose en una familia.
Muchos no logran ni entrar en esta etapa.

 El diagnóstico y la medicación en mi caso ayudaron muchísimo, pero sigo sintiendo que vivir con TDAH requiere de mucho más que su tratamiento.

Requiere aceptación, adaptación y mucha resiliencia.

Cuando alguien capaz, inteligente, con muchos talentos no logra ingresar al carril laboral como merecería me duele y mucho.
 Yo agradezco mi trabajo, pero se que sería 10 veces más efectiva de no haber tenido TDAH.

Me duele ver como personas brillantes, van empezando y abandonando distintos trabajos, y encuentran en el subempleo un clásico. “Casi ingenieros”, “casi docentes”, “casi técnicos” los deja en esos puestos de trabajo de relleno, donde alguien (que obviamente se beneficiará de su inteligencia), sólo pagará el jornal de un operario sin ninguna preparación.

 “Casi en todo”, es peor que nada.

Esto es una de las razones por la que veo en las consultas los frecuentes cambios de trabajo.
Cambios de carrera, cambio de rumbo, nuevos proyectos, nuevos planes, sueños reeditados, hasta que quedan en pausa. Algo así como un mecanismo de supervivencia, donde cambiar les renueve las esperanzas de salir del pozo “de la nada misma”.
 Reviven liberados, felices y con ganas de tragarse el mundo, hasta que sus pocos recursos económicos los devuelven a la búsqueda de otro espacio condenado a morir antes de ser siquiera un proyecto.

Sin desafíos, con una motivación inconsistente, un desempeño errático, ausentismo importante, fallas en la ejecución de tareas...probablemente no solo se vayan sino muchas veces son quienes los emplean los que los invitan a irse.
 Charlé con varios adultos de capacidad intelectual muy alta, que prefirieron ubicarse en áreas laborales concretas, simples, manuales.
Operarios, choferes de larga distancia, artesanos, que ignorando la razón de la elección, buscaron HACER, trabajos mecánicos, manuales.

Fallando las funciones ejecutivas cerebrales, es bastante comprensible optar por algo tangible. Muchos de ellos si acceden a un tratamiento, pueden volver a estudiar y elegir cómo hacerlo.
 Estudiar implica “capacitarse”. Incorporar herramientas, si logran acreditarse para acceder a mejores puestos. Muchos son autodidactas, por intolerancia al aburrido y mediocre sistema educativo. Lastima que siempre llega el momento en que alguien les pide el diploma.


 Acceder a mejores opciones, al menos mejor pagas es algo deseable. Pero estudiar formalmente, implica quedarse allí el tiempo estipulado, siguiendo reglas, cumpliendo consignas y aceptando plazos impuestos. Aprobando exámenes, cumpliendo con el presentismo mínimo y un programa lleno de información inútil: algo que se torna parte de un círculo aburrido. Vencer esa inercia implica tornarse (para los que pueden), buenos en algo que aprenden solos.

 Son autodidactas creativos, entrepreneurs, grandes inventores, generadores de ideas que pocas veces se tornan posibles.
A no ser que encuentren un socio que baje sus sueños y les de forma de proyecto.
 Invierten horas, semanas, años, en armar y construir grandes empresas, que pocas veces generan ganancias. Trabajar es la etapa que asumimos en forma imprescindible para abastecernos cuando nos independizamos de nuestros padres.


 Conozco muchos padres que “pseudo independizan” a sus hijos: comprándoles el departamento o la casa, el auto.Dándoles un puesto inventado en sus empresas, por portación de apellido; sin saber el enorme daño que le generan.






No hay manera de sentir bienestar si nuestro accionar está plagado de obstáculos, o repeticiones. Una rueda de hámster en la que caminar deja de ser algo elegido, en la que lo único sano es pensar en bajarse.
Falla primaria en la estructura, en las funciones básicas como organizar el tiempo, comer y dormir en forma ordenada, vestirnos y presentarnos con otros para hacer lo que elegimos, puede llevarnos al fracaso diario. Algo aparentemente simple, es casi impensado para quienes tienen TDAH y no lo saben, o lo saben pero no hacen algo para mejorar su interferencia.

Aquel que sabe que sus frecuentes fallas tienen una causa ajena a su voluntad, al menos deja de golpearse duro, de vivirse como inútiles, o incapaces. 



Obviamente a consecuencia de semejante frustración y fracaso anunciado, protegerse del dolor es el primer escape: la cama, la casa, el teléfono, los jueguitos, la play, la comida, el cigarrillo o el faso, el alcohol, o lo que tenga a mano para distraerse acá sí en forma voluntaria.
La búsqueda de un sitio donde no llegue el tsunami de las críticas, los misiles de los reclamos, la realidad de la falta de dinero, la soledad o lo que nos toca.

 Tener TDAH no es un chiste, ni una moda, ni un invento para vender medicación, ni para explicar la vagancia.
Tener TDAH es un serio problema para la persona que lo presenta y su familia: cuando logra mantenerla cerca, porque muchos se cansan y lo dejan solo.

 El costo público de tener TDAH lo planteé en la disertación organizada en el Senado a fin de año, casi dieciséis mil euros por año por persona.
El costo privado (lo que deja de ganar y gasta debido al TDAH quien lo presenta) es de nueve mil euros.
O sea el costo social es de casi veinticinco mil euros por persona por año (la data es de los países bajos, pero estadísticamente se ha evaluado similar en diferentes países)
¿No podríamos hacer algo para evitar seguir perdiendo tanto?

 No hablo solamente del costo público, o económico.
 Muchas personas con este problema se suicidan frente a la visión de su NO SALIDA.

 Muchos caen en las redes de adicciones, alcohol, drogas.

 Muchos otros encuentran la muerte como consecuencia de su descuido personal, o de su impulsividad en el manejo o en sus emociones.

 Vivir con TDAH es altamente doloroso.
 Sufrimiento inútil cuando el tratamiento mejora el problema casi en un 80%.
 La medicación es carisima, la asistencia pública casi inexistente, ¿no es hora de darnos cuenta que la población afectada por este problema es un cinco % del total de nuestro país?

 Invertir en vez de creerlo un gasto, es la respuesta.
 Invertir en capacitación de los profesionales de salud y educación, en servicios preparados para el diagnóstico temprano, y para abastecer de recursos que permitan el acceso a la ayuda, nos daría una idea de lo que un verdadero cambio implica.
 Es momento de dejar de pensar que el TDAH es solo cosa de chicos, o solo tiene que ver con aquellos que estudian.
 El terreno laboral es un campo minado, al igual que la escuela para los niños.

 Ni hablo hoy de los costos que tienen para las parejas, los hijos, los que comparten la vida con un adulto afectado.
Hagamos algo diferente hoy. Dejemos las creencias de lado, que no admite la opinión cuando tenemos suficientes afirmaciones y datos, hechos y hallazgos neurobiológicos como para empezar a hacer en vez de discutir.

 Casi un millón y medio de argentinos, de la población mayor de 18 años tiene TDAH.
 Un sesenta % de ellos, alguna vez pidió ayuda profesional pero no fue visto.
 Un veinte % recibió diagnóstico pero menos de la mitad fue tratado.


Si no tenemos respuestas, salgamos todos a pedir por ello.


 Los que hemos logrado obtener un tratamiento, debemos ponernos de pie por los miles que ni siquiera lo saben.
Hagamos algo, ser protagonistas es la única opción si queremos un verdadero cambio.

Estás invitado a sumarte a hacer visible el TDAH, también sabiendo que no solamente son niños los que sufren por ello.
Cuando tus hijos crezcan sabrás porqué mi insistencia.

Gracias.

 Norma Echavarría
Médica Psiquiatra.
MN 71690 MP 441033