
Leyendo el diario temprano, me detuve en un articulo interesante en el que se planteaba la importancia del decir NO en nuestras vidas.
Y obviamente me quede girando en mi famosa rotonda de pensamientos circulares...
Que bueno que es aprender a decir no puedo, no quiero, o no sencillamente.
Que difícil sin embargo es estar listo para pagar el precio de hacerlo.
Creo que tener TDAH puede ponernos en una encrucijada comunicacional, y esta está en el epicentro.
Diría que muchas veces no podemos simplemente optar por el NO, y le dejamos nuestro tiempo, nuestro deseo a ese otro que viene por ellos.
También están los que se niegan a todo sin siquiera pensarlo. Veamos las diferencias.
Están los que dicen que NO porque temen comprometerse y luego colgarse, porque no confían en su posibilidad de recordar lo prometido, prefieren decir No y ahorrarse un sermón luego si no cumplen.
Están los que dicen NO a todo lo que se plantea porque temen no poder hacerlo, o temen simplemente dejar lo que les pidieron abandonado ni bien se aburran, y entonces van por la vida excusando su ausencia presente.
Están los que temen arriesgarse, los que tienen pánico a equivocarse, y van mucho mas cómodos detrás de alguien que vaya primero.
Dicen que NO parapetados en sus miedos a quedar en primera fila dormidos...
Todos sabemos que decir que NO también puede ser una buena estrategia para no pensar, porque elegir implica barajar muchas opciones, y cuantos de nosotros no se siente asfixiado con mas de tres variables?
Decir que NO sencillamente es muy pero muy difícil.
Pero totalmente imprescindible.
Cuantos dicen que NO, porque no tienen ni idea que es lo que quieren? Atajo a quedarse en su baldosa.
Cuantos dicen que NO porque prefieren permanecer en su plataforma estática de la cual nunca salen, flaca, miedo, o nada, simplemente vuelan.
Pero la mayoría de nosotros, los adedianos con registro consciente de ello, evitamos el No porque no queremos pagar el precio de decir semejante monosílabo.
Miedo a que ese otro que nos pide o nos ofrece algo se enoje, si lo hacemos.
Miedo al aislamiento, a que por hacerlo quedemos afuera. Cuando entrar en un grupo nos resulta difícil, creemos que conformar a todos, complaciendo lo que sea de los otros, nos evitará el costo de volver a la salida del juego de la Oca.
Miedo a que dejen de querernos, porque creemos que si decimos que SI a todos, seremos parte de su entorno y nominados en la terna de algún Oscar.