Decir o no decir? Esa es la pregunta.
Norma C. Echavarria
Por que es que hablamos?
Hablamos para comunicarnos, por razones de supervivencia, para poder acercarnos a otro ser humano, para procrear, para alimentarnos, para trabajar por el bien común y por el propio. Para tener y compartir nuestra vida con otros. Para hacer amigos. Para defender nuestros derechos, para informarnos para pedir, para transmitir nuestra historia por generaciones.
Nos hablamos a nosotros mismos, pensando y reservando aquello que preferimos no decir en voz alta.
Los niños, al hablarse, repiten lo que sienten, piensan o se expresan sin barreras, sin filtros, así entienden lentamente lo que les sucede.
Su sistema nervioso, se cerebro, deberá desarrollar las barreras, que separen sus pensamientos de aquello que decidan exteriorizar.
Aun siendo adultos conservamos la posibilidad de hablarnos en voz alta, cuando estamos concentrados, emocionalmente perturbados, o necesitamos tomar una decisión. Muchas veces nos hablamos.
Preguntamos, y nos preguntan. Compartimos, comentamos, decimos, planteamos, damos nuestra opinión. Informamos, proponemos, expresamos o declaramos, estamos de acuerdo con otros o no lo estamos.
Pero las palabras pueden también funcionar como proyectiles.
Podemos herir, podemos dañar el bienestar de los otros.
Podemos humillar, culpar, avergonzar, mentir, insultar o solamente rechazar en nuestro discurso, o nuestro silencio.
Nuestras palabras podrán funcionar como caricias, y confortar, sanar, ayudar, podrán revelar, abrir, darle a otros una oportunidad, enseñar, responder a una necesidad, calmar la angustia o sumarse al jubilo.
Podemos dar gracias.
Nosotros preguntamos si necesitamos que alguien responda.
Preguntamos, para tomar nuestras propias decisiones.
Preguntamos para complacer pautas protocolares, o mostrarnos frente a los demás y ser vistos.
Vivimos en grupos, trabajamos en equipos, construimos nuestro futuro gracias a la ayuda de los demás.
Rezamos. Lo hacemos solos, o en grupos.
Cantamos con palabras, recitamos o escribimos poesía, encontrando música al utilizar las palabras como notas.
Pero no importa como, no vamos a evitar comunicarnos.
Es la única acción inevitable.
Por eso el silencio también lleva un mensaje.
Mantenernos callados puede ser mas poderoso que un sermón de domingo.
Hablamos con nuestras manos, nuestra mirada, y los músculos de nuestra cara en su expresión dicen lo que omitimos.
Nuestro cuerpo entero habla cuando decidimos callar.
Nuestro cuerpo entero habla cuando decidimos callar.
También nuestras conductas hablan por nosotros.
Si no contestamos el teléfono, si cerramos nuestra puerta, si damos la espalda, si hacemos de cuenta que no vimos... Si sonreímos, si buscamos una mirada cómplice, si arqueamos las cejas...
Decidimos por nosotros, pero todas las conductas tienen un enorme impacto en los demás.
Podemos decidir callar, porque tenemos ese derecho. Podremos sentirnos autorizados a mantener algo privadamente. Pero la mayor parte de las veces, usamos la comunicación para manipular la situación que nos afecta, o simplemente obtener una ventaja.
Decidiendo lo que comunicamos y lo que no, en beneficio personal, estaremos accionando sobre la libertad de los que conviven con nosotros, en nuestro circulo cercano, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros amigos.
Usamos el silencio, para evitar conflictos.
Ignorando que los CONFLICTOS SON INEVITABLES!
Y cuando llega la verdad, cosa que diría siempre sucede tarde o temprano, el conflicto que se genera es varias veces mayor del que el que se quiso evitar.
Y mientras la verdad solo yace en nuestro interior, somos cuan esclavos de esas mentira, guardados en la oscuridad con ellas, a raíz de una promesa de libertad inmediata. Evitar el conflicto inicialmente trae esa calma.
Usamos el lenguaje para seducir, para hacer que otros hagan lo que nosotros deseamos que suceda, mientras piensan que eligen libremente.
Eso no deja de ser un engaño, simplemente eso, disfrazado de palabras confusas e hipnotizadoras.
Podremos "matar" metafóricamente, con una simple palabra, una oración, o con la falta de ellas.
SI bien las personas continúan respirando, las cosas no son iguales, después de ese homicidio verbal.
Podemos arrepentirnos, y aceptar el arrepentimiento de otros.
Podremos decir cosas que duelan, y lastimar sin tener la intencionalidad de hacerlo. Quien ataca con palabras, quien agrede defiende seguramente un interior desvalido, que siente amenazada su esencia.
Pero deberemos aceptar las consecuencias después del disparo. El perdón puede ser aceptado pero, no podremos pretender borrar las palabras 30'' después, y rebobinar a la escena anterior, antes del disparo.
Lo mas difícil, probablemente de manejar será el silencio que sobreviene a la muerte del bienestar y la confianza. Muchos que agreden en defensa de sus debilidades, demandan y exigen una rápida recuperación del otro lado. No pueden tolerar ver frente a si su falta...O el temor al abandono.
Los afectados pueden partir o pueden quedarse. Pueden perdonar o pueden eternizarse como víctimas.
Pueden vivir encerrados en ese circulo. Donde se matan, mueren, se necesitan, y se reaniman para volver a empezar.
Pero las relaciones se dañan si uno maltrata con una comunicación hostil ,manipuladora o deshonesta.
Todos podemos dañar sin darnos cuenta, por ello debemos recordar, las consecuencias para aprender siempre de ellas. Y muchas veces la consecuencia es la distancia. La muerte de la comunicacion profunda y el sosten en la superficialidad que solo mantiene un vinculo.
Podremos decir un millón de veces que lo sentimos, o solo una.
Pero con ello no anularemos lo dicho, ni haremos que el otro vuelva a sentirse el mismo.
No importa lo terrible que creamos que es la verdad, necesitamos decirla como es claramente.
No importa cuan profundo cale el efecto de ella, siempre será mucho menos dañino que una mentira.
Necesitamos ser breves, simples, claros, honestos y humanitarios.
Necesitamos ser asertivos, expresar nuestras emociones, puntos de vista u opiniones.
Diferentes puntos de vista, hacen las cosas siempre mejores.
No deberíamos juzgar, eso es trabajo de Dios, no nuestro.
No deberíamos castigar, ni darle lecciones a quien creemos las necesita, menos si no nos las piden. La soberbia es un pecado. Y Dios jamas castiga.
Necesitamos perdonar y aceptar lo que sucede. Luego deberemos decidir, que haremos con lo que ha sucedido.
Podemos hablar, porque sentimos es el mejor momento, no debemos ignorar la situación en que los demás se encuentran, debemos saber cuando hablar, cuando esperar, cuando callar.
Necesitamos identificar quien será el destinatario de nuestro mensaje.
Muchas son las veces en que por temor, utilizamos intermediarios, o hablamos en forma tangencial sin enfrentar al verdadero interlocutor de nuestro mensaje.
Las críticas si son constructivas son imprescindibles, siempre que sean dichas manteniendo la integridad del sujeto al que se las brindamos, sin agresión ni humillación de por medio.
De no enfrentar a quien criticamos, y hacerlo con terceros solo somos "viejas chusmas".
Necesitamos ser íntegros, honestos y valientes.
Necesitamos definir una opinión, y si no tenemos una formada, deberemos tomar una propia.
Asimilar la de los otros, porque es mas sencillo, es un robo intelectual.
Necesitamos abandonar nuestras zonas de confort para aprender, para evolucionar, para crecer, para madurar.
Necesitamos hablar si hay una razón valida para hacerlo.
Y si lo que vamos a decir es cierto.
De no serlo, sabremos que tarde o temprano esa frase nos tornará esclavo o nos hará una mala jugada. Mejor entonces el silencio.
Debemos comunicar si tenemos algo importante para decir, y no hacerlo para sentirnos importantes. O para llenar espacios, o para que nos vean, o complacer a otros. Hay que saber compartir tiempo callados.
Todos somos importantes, cada vida es interesante, cautivadora y rica.
Debemos saber que escuchar nos hace mas sabios.
Si solo compartimos información para hacerle sentir al otro que somos mejores, o de mayor jerarquía, clase social, o status actuaremos como ignorantes.
EL hombre mas seguro caminó descalzo y casi sin vestimenta, hablando para enseñar con la palabra y para aprender de escuchar a otros.
Si hablar no hace bien a quien le hablemos deberíamos mantener silencio.
Eso no significa que no hablemos porque el otro va a enojarse. Nada de eso.
Si va a ser positivo, si va en definitiva a ser bueno aunque en ese momento no lo sea, entonces debemos hablar.
Debemos hablar tambien si el hacerlo nos brinda bienestar.
Necesitamos hablar claro, que se entienda perfectamente lo que queremos comunicar. Chequeando con el otro si el mensaje fue entendido. si lo entendido es lo que deseabamos comunicar.
Si somos vagos, confusos, o ambiguos, tal vez lo hagamos pensando que ganamos tiempo, o tratando de evitar un conflicto.
LOS CONFLICTOS NECESITAN SER ENFRENTADOS Y RESUELTOS. SI EL PROBLEMA QUE LO GENERA NO PUEDE RESOLVERSE, ENTONCES LA RESOLUCION ES ACEPTAR LAS CONSECUENCIAS.
Necesitamos usar la comunicación para aprender, de nosotros, y de los demás, para construir relaciones que nos hagan parte de una comunidad, y que nos enseñe a cooperar y ser parte.
El uso de las ironías o del sarcasmo, puede ser un recurso, cuando el interlocutor no puede expresar lo que siente abiertamente. Puede ser sentido como un tanto, un Smash, un gol de media cancha...Es un nefasto uso de la inteligencia necesaria para ello.
La elección de las palabras está basada en el sacar de juego al supuesto enemigo, que es sentido como una amenaza para una esencia frágil y no legalizada.
Las agresiones no serán nunca negociables.
Sujetos que utilizan la hostilidad en la comunicación, solo muestran en ella el ser inseguro y débil que ocultan en su interior.
Deberemos aprender a decir basta. Deberemos aprender a decir no.
Deberemos aprender a perdonar, a olvidar, sin dejar de recordar quienes somos.
Deberemos vivir en el presente, y aceptar que el Universo no se acomoda a nuestros deseos o necesidades.
Las cosas pasan.
Deberemos superar la desilusión nuestra y de los que amamos.
Debemos hacernos cargo de lo que comunicamos y de las consecuencias. Debemos superar nuestros miedos porque nos mantienen aislados y pequeños.
Debemos ponernos de pie y seguir el camino. Todo pasa. Resistirse, empecinarse, quejarse, nos deja enterrados e inmóviles antes de tiempo.
Si no hablamos porque estamos esperando que llegue el momento perfecto, ese momento, nunca llegara. Por default la verdad decanta, y aquello que deseábamos esquivar se cae literalmente en nuestra espalda.
EL mejor momento para decir la verdad es cuando esta surge.
Si decidimos manipular la información, si contamos una parte, no estamos mintiendo, pero estamos estafando a ese otro. Ellos necesitan de todas las piezas para poder decidir. Tomamos su libertad y nos adueñamos de sus elecciones.
La confianza se adquiere con mucho tiempo, lleva mucho tiempo construirla porque debemos conocer quienes somos, en diferentes circunstancias. tanto tiempo como el que lleva construir un rascacielos.
Pero la confianza puede destruirse en un solo segundo. Igual que volaron las torres gemelas. Titanes de hierro derretidos con un certero impacto.
Deberemos aprender a resolver situaciones difíciles, problemáticas, a aceptar las propias limitaciones o las ajenas, a vivir la vida que nos toca, o a empezar a cambiarla. Sin rencor hacia los que pueden, sin enojo si no podemos.
Si somos asertivos con nosotros, si recordamos nuestros valores, si tomamos una posición si aceptamos el disenso, si aportamos lo que suma, si no tomamos lo que sucede como algo personal, tal vez empecemos a mejorar nuestra manera de comunicarnos.
Así realmente seremos amados por lo que somos realmente, no habrá que construir personajes, y seremos quienes somos.
Si construimos o mantenemos relaciones basadas en la superficialidad o en la mentira, en apariencias, o solo imagen, nunca sabremos a quien ha elegido ese otro.
En síntesis.
Decir o no decir, esa es la pregunta.
Si lo que quieres decir es cierto, y deseas decirlo. Hazlo. Si es mentira tarde o temprano te envolverá en un problema. Firmaras la esclavitud contigo y el riesgo con los otros.
Si lo que quieres decir sera en definitiva algo que ayudara al otro, hazlo. Aunque en ese momento sufra.
Si lo que quieres decir te reconforta a ti, hazlo.
La comunicación es una gran oportunidad en nuestro desarrollo. Necesitamos detenernos a escucharnos un poco mas seguido.
Norma Echavarria
6/2/2011