Vivir con TDAH puede ser menos estresante de lo que tu crees.
Siempre y cuando estés dispuesto a ocuparte del cambio.
Porque si has aprendido, o estás aprendiendo cómo este desorden nos afecta, entre las prioridades para mí está el reaprender a ORDENARNOS.
Ordenarnos, abarca mucho más que el manejo, del tiempo, y de los espacios, pertenencias y papeles.
Bajar el estrés y regular las emociones, están primeros en mi lista.
Pues funcionamos mucho peor de lo que ya lo hacemos, en medio del caos emocional.
Vivir con TDAH genera un enorme impacto en todas las áreas de la vida, pero el saldo emocional y la ansiedad frente a saber que lo mas probable es que fallemos genera aún mas daño que la falla misma.
Cambios súbitos, un entusiasmo que se estrella de la mano de la frustración, o simplemente una espera mayor a la internalizada como posible.
Una motivación que se escurre, de manera impredecible, aún en medio de proyectos iniciados con ganas, o propuestas propias.
Vivir diariamente luchando por las adversidades de enfrentar olvidos, exceso de tareas postergadas, o una comunicación fallida, puede desgastar el combustible con el que todos iniciamos nuestros días, sosteniendo una preocupación que debiera ser transitoria, o exagerando el impacto de nuestros desafíos.
Por esto es que debemos ordenarnos.
Ordenarse es empezar por nosotros.
El bienestar será el máximo objetivo, pero debemos saber que para sostenerlo, necesitamos conocer los factores habituales que lo amenazan, o lo fomentan.
¿Sabes acaso que te saca de la comodidad, del relax, de la calma?
A dejarles poco espacio entonces.
¿Sabes tú cuales son los mayores promotores de tu bienestar?
A buscar nuestras mochilas y recargar con ellos.
Ordenemos el desorden empezando por nuestro interior.