Tsunami Emocional. Covid 19

Un tsunami emocional  nos atraviesa hoy cual avalancha.

Y el mayor protagonista es el miedo.

Primero la idea de una amenaza en China existía sólo en los diarios.

Eran otros, era lejos, era invierno y nosotros estábamos  de vacaciones y en pleno verano.

Luego se extendió por Italia y de allí se corrió sin pausa a España.
Nuestra historia de descendientes de inmigrantes, hizo que el dolor se sintiera mas cerca,
pero la playa, la necesidad de salir adelante de nuestra propia crisis era ya suficiente trabajo.

Finalmente llegó marzo y con el las primeras personas afectadas en Argentina. 

Allí empezó la preocupación, las señales de alerta empezaron a prenderse. 

Así fue en todas partes, el virus utilizó para diseminarse todos aquellos que se le cruzaron, y si seguis en la calle sin necesidad de estarlo, a vos tambien puede elegirte.

El Covid es  microscópico, despiadado, invisible y sin embargo tiene el poder de aplastar muchas vidas a su paso.
Muchos porque eran jóvenes creyeron que eran inmunes, y siguieron su vida cotidiana, pero ya aprendimos que
el Coronavirus está ampliando el rango de edad de las vìctimas del contagio.

Al miedo se le sumó la sorpresa y  el horror al escuchar cifras diarias de fallecidos en España o en Estados Unidos y
necesitamos saber mas, para controlar nuestro miedo.Creo que el exceso de información también enferma.

El miedo es constitutivo del ser humano, el instinto de preservación se enciende frente a un potencial daño.

Allí se genera mas miedo, angustia, preocupación, desasosiego. 

Nadie se siente a salvo.

Cuando algo negativo sucede también la culpa se hace presente. 

El que se infecta se preguntarà porque se fue, porque salió de casa, porque fue a aquella fiesta. 

Pero tampoco ayuda, cuestionar algo que no podemos cambiar, mas vale lo empeora.

 Necesitamos internamente responsabilizar a alguien por nuestra desgracia, a nosotros, a los chinos, a las autoridades,
a los que sabiendo que estaban enfermos salieron por inconsciencia.

Y el enojo, puede sumarse, frente a necesitar culpar a alguien mas, o es con la vida, el destino, tal vez Dios,
lo peor es que he escuchado como atacaron a personas enfermas en las redes.

Espero que aquellos que agravian a quienes estàn infectados se detengan a pensar, si pueden hacerlo, que el odio los
hará mas vulnerables, quedaran desprotegidos y probablemente muy solos por el repudio de una sociedad que hoy tiene
que unirse frente a un ùnico enemigo. No hay espacio para la soberbia. El odio es la potencia de los impotentes.
Tolerancia cero para la violencia, la discriminaciòn y el egoísmo.

Frente a lo impredecible, frente a la incertidumbre, frente a la soledad que genera el aislamiento necesario,
si no hacemos algo, todos seremos presa del pánico. 

Y el miedo devora todos nuestros recursos. Esos que necesitamos disponer para darle pelea a esta pandemia.
Las emociones sin gobierno bajan nuestras defensas y no es momento para esto.

Para disminuir el miedo necesitamos informaciòn médica, datos estadísticos, probabilidades concretas,
investigaciones serias.

El 95% de los infectados cursa con cuadros leves. Es solo ese 5% mas vulnerable el que corre mas riesgo. Debemos dimensionar la situaciòn para bajar la ansiedad generalizada que nos rodea y seguir guardados en casa.

Cuando quedamos invadidos por la desesperanza es cuando mas necesitamos sentirnos contenidos,
protegidos, amparados. Por quienes amamos, por un Estado responsable, por nuestros pares.

 Cuanto mas nos haria falta un abrazo el cuidado preventivo nos obliga a mantener dos metros de distancia.

Recordamos en nuestra memoria el poder maravilloso de los abrazos. 

Tengamos lugar para la empatía, la fraternidad y la confianza en que podremos acompañarnos hasta salir de esto juntos. 

Ese será nuestro único un oasis de calma.

Hoy el mejor mensaje de amor, es mantenerse a dos metros de distancia.

Norma Echavarria