El impacto de las emociones
Crecer con TDAH, hace nuestro crecimiento uno con un desafío extra.
Crecer habitualmente es un proceso que conlleva esfuerzo, pero cuando nuestro cerebro está condicionado con este “formato”, la cotidianidad se parece más a una carrera de obstáculos.
¿El Saldo?
Un ejército de emociones que nos van marcando el camino, con su sola presencia.
- "Si me equivoco, y lo vuelvo a hacer"...recibiré el reto, la crítica, el enojo de quien me acompañe en ese momento de aprendizaje..
- "Si después de haberme equivocado vuelvo a hacerlo" ( como nos suele suceder por no lograr traer esa información de la experiencia anterior), quien nos había retado, probablemente le agregue algo a su respuesta. Seguramente sus juicios: “ sos un desastre”, “ sos un cómodo”, sos un desagradecido”, sos un torpe”, “ sos un quedado”, “sos….”, “sos….” ,“sos…….”, “sos…..”. Y le sume su carita de enojo..
Como muestra de que somos capaces de aprender : tomamos esos veredictos como verdaderos, los guardamos y nos cuesta enorme esfuerzo olvidarlo.
Que paradoja...olvidamos las llaves, el teléfono, la billetera, los halagos y recuerdamos perfecto los mensajes negativos..
Si logramos funcionar medianamente bien, esa voz en nuestra cabeza, se encarga de decir por ejemplo que no es suficiente, que podría de haber sido algo mejor, que cualquiera es capaz de eso que logramos, y un sin fin de pensamientos destructivos.
Por ello, no basta con tratar farmacológicamente nuestro TDAH. Una medicación que ayuda a funcionar mejor, no logra que TODO cambie.
Debemos ser muy concientes, de que la cantidad de redes neuronales, que esas palabras armaron en nuestro cerebro, no van a irse sólo porque empezamos a hacer las cosas mejor.
Las emociones pueden sacarnos del tratamiento.
Las emociones, pueden cerrarnos las puertas para iniciarlo.
Las emociones pueden tomarnos de rehén.
No olviden que no hay emociones negativas.
Es correcto el enojo, cuando aparece para que corrijamos algo que nos invade, nos molesta, cuando traspasa nuestros límites y nos avasalla.
Es correcta la tristeza si nos advierte que algo que teníamos, o alguien se aleja o nos duele quedarnos sin ello, o sentimos que nunca lograremos algo.
Es correcto el miedo, si debemos caminar por un terreno antes inexplorado, si nos falta confianza en nosotros mismos.
Pero debemos saber que la que incorrecta en este menú por quedarse : es la VERGÜENZA.
Ella impide que las demás emociones salgan, hagan ruido, nos permitan aceptarlas y cambiar aquello que podemos…
La Vergüenza nos deja guardados adentro del placard.
La vergüenza se alivia si estamos detenidos, no deja que lo positivo ingrese, ella ocupa toda la superficie.
La vergüenza nos deja escondidos en el silencio.
Amigarse con nuestras emociones es el primer paso.
Eso si, después de reconocerlas.
Algo así como sacarse la máscara y vernos las caras.
Si tu cara es de miedo, y la aceptas, podrás pedir una mano, o alguien sólo con verte te ofrecerá ayuda.
Si tu cara es de tristeza, seguro alguien te tomará del hombro.
Si estás enojado, es mas difícil que alguien te abrace, pero seguro, que podrás hablar de aquello que sientes te ha hecho daño, el enojo mantiene a los otros mas lejos..
La medicación puede ayudarnos a cambiar como accionamos, pero aún accionando mejor, si no entramos en el mundo de nuestras emociones escondidas, nos quedaremos a mitad de camino.
Una invitación abierta al cambio, al registro, a legalizar lo que sientas, es saber que todos podemos cambiar si habilitamos nuestra capacidad de ser protagonistas.
Abracemos también a la verguenza, pero ayudémosla a que se haga cada día mas pequeña.
Tengan todos un hermoso día de sol
Norma Echavarría
15 de Mayo 2017