Mariel fue una niña diferente.
Curiosa, inquieta demasiado independiente para una mamá muy convencional y conservadora.
Hizo su aparición como todo en su vida, entrando en escena fuera de tiempo, casi a medianoche y haciendo correr a todos una fría noche de un invierno, que no queria irse.
Mariel parecia tranquila. Sentada por horas nadie anticiparia que esta bebe iba a transformarse en doña hormiguitas en el traste.
Una mezcla que venia de la mano de una sonrisa permanente dibujada en su cara.
Parecía feliz, siempre contenta.
Eso si mientras le dejaran libre el espacio para que todo lo mire, observe e investigue.
Todo lo queria hacer sola.
Creció tan independiente, que aún siendo la menor de las hermanas su madre solía olvidarla cuando salían.
Mariel, entonces no podía darse ni cuenta, pasaron varios años para que pudiese entender que siempre quedaba colgada. Sola o acompañada.
Curiosa, inquieta demasiado independiente para una mamá muy convencional y conservadora.
Hizo su aparición como todo en su vida, entrando en escena fuera de tiempo, casi a medianoche y haciendo correr a todos una fría noche de un invierno, que no queria irse.
Mariel parecia tranquila. Sentada por horas nadie anticiparia que esta bebe iba a transformarse en doña hormiguitas en el traste.
Una mezcla que venia de la mano de una sonrisa permanente dibujada en su cara.
Parecía feliz, siempre contenta.
Eso si mientras le dejaran libre el espacio para que todo lo mire, observe e investigue.
Todo lo queria hacer sola.
Creció tan independiente, que aún siendo la menor de las hermanas su madre solía olvidarla cuando salían.
Mariel, entonces no podía darse ni cuenta, pasaron varios años para que pudiese entender que siempre quedaba colgada. Sola o acompañada.