Otra vez Diciembre despierta mi atención.
Porque día tras día, padres e hijos viven y sufren sin entender claramente el motivo.
Padres que durante el año empujan o arrastran, según sea su " estilo de ayuda "y que finalmente llegan igual a cerrar un año escolar sin aire.
Corren, sufren, lloran, se enojan, no duermen, mienten, se excusan, se copian, se frustran, se esfuerzan, se resisten, se pelean, se quejan, pagan profesores o tutores adicionales, y sin embargo llegan a fin de año tapados de libros, carpetas, exámenes, mezclados entre verguenza, rabia, tristeza y culpa.
Padres que pelean, que se acusan entre sí.
Ella por ser blanda, por sobreproteger y amparar al "vago", o él por estar ajeno, trabajando mientras ella hace de celadora, preceptora, remisera y maestra. Las combinaciones son miles...
Uno, o ambos jueqan de terapeutas, se turnan, en recoger los pedazos cuando sus hijos colapsan, o de sacerdotes pacificadores, en que hablan en exceso, piden, interpretan, o simplemente emiten un sermón dominical que los calma pero no genera cambio.
Docentes que quieren ayudar pero ignoran cómo, otros que hacen lo contrario, otros que ni siquiera se dan cuenta.
Sin cambios, solo acopiando sufrimiento año tras año el TDAH sin adecuado diagnóstico o enfoque terapéutico interdisciplinario hace agua en diciembre. Argentina por lo menos... Europa y USA tiene su ciclo a fines de mayo.
Año tras año se sepultan sueños, esperanzas, decrecen las apuestas de apoyo, y decrece la esperanza de que sea lo que sucede, pase, se termine.
Pesadillas que se reeditan y que son sombras que no permiten que nadie crezca bajo su custodia.
Cómo es acaso que imaginamos que pueda sobrevivir una familia a 15 o 20 años de travesía academica por un desierto hostil y perverso mientras el proceso de educación ignora que hay casi un 10% de personas con diferente sistema cognitivo?
Porque día tras día, padres e hijos viven y sufren sin entender claramente el motivo.
Padres que durante el año empujan o arrastran, según sea su " estilo de ayuda "y que finalmente llegan igual a cerrar un año escolar sin aire.
Corren, sufren, lloran, se enojan, no duermen, mienten, se excusan, se copian, se frustran, se esfuerzan, se resisten, se pelean, se quejan, pagan profesores o tutores adicionales, y sin embargo llegan a fin de año tapados de libros, carpetas, exámenes, mezclados entre verguenza, rabia, tristeza y culpa.
Padres que pelean, que se acusan entre sí.
Ella por ser blanda, por sobreproteger y amparar al "vago", o él por estar ajeno, trabajando mientras ella hace de celadora, preceptora, remisera y maestra. Las combinaciones son miles...
Uno, o ambos jueqan de terapeutas, se turnan, en recoger los pedazos cuando sus hijos colapsan, o de sacerdotes pacificadores, en que hablan en exceso, piden, interpretan, o simplemente emiten un sermón dominical que los calma pero no genera cambio.
Docentes que quieren ayudar pero ignoran cómo, otros que hacen lo contrario, otros que ni siquiera se dan cuenta.
Sin cambios, solo acopiando sufrimiento año tras año el TDAH sin adecuado diagnóstico o enfoque terapéutico interdisciplinario hace agua en diciembre. Argentina por lo menos... Europa y USA tiene su ciclo a fines de mayo.
Año tras año se sepultan sueños, esperanzas, decrecen las apuestas de apoyo, y decrece la esperanza de que sea lo que sucede, pase, se termine.
Pesadillas que se reeditan y que son sombras que no permiten que nadie crezca bajo su custodia.
Cómo es acaso que imaginamos que pueda sobrevivir una familia a 15 o 20 años de travesía academica por un desierto hostil y perverso mientras el proceso de educación ignora que hay casi un 10% de personas con diferente sistema cognitivo?