Nuestras decisiones definen el curso de nuestras vidas.
Aún aquellos tímidos o miedosos, que eligen no arriesgarse, se ven afectados al no hacerlo, porque no elegir es también una decisión con consecuencias.
Crecemos colmados de estímulos, de mensajes, de mandatos acerca del “correcto destino para nuestro camino “, nos vemos involucrados en situaciones sin saber que nuestros padres las seleccionaron por nosotros, antes de que supiéramos hacerlo.
Sentimos entonces que somos dueños de nuestro destino, cuando en verdad vamos detrás de sueños prestados o metas ajenas.
Como madre decidí muchas cosas para mis hijos, creyendo y trasladando viejas creencias, con la convicción de ofrecerles las mejores opciones para ellos.
Transmitir buenos valores, me parece parte de los pilares fundacionales en el desarrollo humano, y creo haberles dado un mensaje claro y responsable a mis cinco hijos, sentando las bases para que elijan.
Hoy quiero enfatizar la necesidad, de que como sociedad debemos construir un mejor destino basando el proceso en la toma de buenas decisiones.
Siento que solo podremos hacerlo si nos comprometemos a transmitirle a nuestros hijos los conceptos básicos para ello.
Quiero hoy compartirle a Uds. mis principios heredados y transmitidos. Si les son útiles, podremos expandirlos juntos.
- Todos somos seres únicos y valiosos. Mas allá de lo que llevemos puesto, del color de piel, del lenguaje, del sitio de nacimiento, de la vivienda, del dinero que cada uno disponga. Respetar al otro y hacerse respetar sin permitir jamás la violencia, es el primer principio de una sana convivencia. Nunca violemos esto humillando a nuestros hijos, con castigos físicos, o menosprecio psicológico. Nunca.
- Nuestro beneficio jamás debería generar perjuicio ajeno, y en caso de que así fuera, el plan debería contemplar el hacernos cargo de subsanar el daño. Vivir en sociedad implica compartir recursos, no apropiarse de ellos. Si en nuestro accionar dañamos a otro, reparar será la acción a seguir jamás huir o esconderse.
- Quienes establecen condiciones, cualesquiera éstas fueran, deberían de establecerlo en total transparencia, y con fundamentos lógicos no caprichosos. Permitiendo que cualquiera que demuestre idoneidad en esa tarea pueda postularse para ejercer el cargo. Desde un docente, un profesional de la salud, un dirigente sindical, un representante en el Congreso, un artista, un conductor, un obrero. Esto es básico en la tarea de nosotros los padres, pues imponer no es educar, eso es solo pedir obediencia. Debemos poder fundamentar nuestra posición, siempre. Así se anularía la ambición de instalarse en puestos claves con la misión de poder o de un enriquecimiento sin límite, y podremos educar hijos que puedan a su vez ser mejores padres. La autoridad nos es entregada, no puede imponerse. Imponer arbitrariamente es signo de debilidad no de poder.
- Todos los individuos mas allá de las diferencias personales, tienen que gozar de los mismos derechos básicos, una vivienda y un trabajo dignos, transportes seguros, salud y educación para progresar hasta donde su esfuerzo personal lo lleve. Eduquemos niños sensibles a la necesidad ajena, con la mirada y las manos abiertas. Eduquémoslos en austeridad, que la simpleza forja mejor el carácter, ayudemos a que descubran el verdadero valor de las cosas, que está muy disociado del precio.
- Cuando por algún impedimento del sujeto o del ambiente no accediera a ello, deberíamos todos garantizarles igualdad de oportunidades. La ayuda permanente debería ser solo para aquellas discapacidades totales, para el resto lo mejor sería proveer ayuda que permita superarlas y superarse. Creo que un subsidio constante, genera un mensaje que induce a la mediocridad y a la anulación del deseo por generar cambios desde el individuo mismo. Eduquemos niños menos competitivos, para que lleguen a sus metas con otros, y no solos. Que entiendan que la única competencia es con ellos mismos, ser mejores personas cada día, porque de eso se trata el camino.
- Será necesario educarlos para que sean solidarios, para cooperar con quien mas lo necesita, estableciendo límites claros y respetando los derechos propios y del otro. Enseñarles que la discriminación empobrece, aún teniendo vastos recursos materiales. Que aprendan a manejar sus prioridades, que puedan no solo recibir sino también dar parte de su tiempo a su familia, amigos, o su comunidad. El egoísmo puede fomentarse o desalentarse, depende de donde hagamos énfasis nosotros, cuando ellos accionen. Ser generosos no es dar lo que les sobre, sino lo que necesitan.
- Educar seres que sepan no solo comprometerse sino honrar su palabra al hacerlo. Hoy veo con tristeza como las excusas, las explicaciones, o simplemente el silencio, suplantan el hacerse cargo de acciones que jamás llegan a concretarse. Identidades endebles, inconsistentes, son parte de sociedades inmaduras y poco creíbles.
- Dar menos a nuestros hijos de lo que ellos creen que necesitan, para dejarlos con la motivación encendida. Mostrarles el camino sin construirlo nosotros por ellos. Caminos bien señalizados, para que puedan anticipar y construir sus propias metas en ellos. El objetivo debe ser procurar su autonomía, enseñarles a pescar, no darles pescado.
- Ser conscientes que somos un permanente ejemplo, para accionar con coherencia. Cruzar la calle por mitad de cuadra llevando un niño de la mano, es autorizarlo a que mas adelante crea que eso es totalmente correcto. Seamos pacientes, sepamos que no todos manejamos los mismos tiempos. Cada uno de nuestros hijos es diferente, y con ello seremos los padres que cada uno requiera.
- Debemos acompañarlos cuando se equivoquen, a enfrentar las consecuencias de esos errores. Como padres aceptemos que el aprendizaje viene de la mano de perder, de frustrarse. Sin errores no hay avance posible, no les iluminemos los atajos, démosle una mano para que puedan volver a ponerse de pie, sin caminar por ellos, sin montarles una escenografía de vida exitosa, que luego no logran habitar por sí mismos. Debemos fomentar que elijan, que se arriesguen, que se jueguen. Pues si no aprenden a hacerlo, alguien elegirá por ellos.
Me pregunto si podremos realmente ser artífices del cambio como sociedad que hoy necesitamos tanto..
Si empezamos por casa, por sentar las bases de nuestro futuro, creo que haremos lo que hace falta.
Norma Echavarria
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