Princesas y Príncipes.
Cuentos de hadas y de los Habia una vez en un lejano reino....
Historias de amor, que se inician cuando un príncipe de oficio rescatista, se encuentra con una damicela necesitada de alguien que la libere.
Pero historias de princesas, como éstas no hay demasiadas.
Imágenes de fragilidad, de un perfil inseguro, débil, temeroso, extremadamente femenino, podría ser una característica que definió a la mujer en una sociedad de otros tiempos.
Sin embargo, aun en el 2011 muchas mujeres temen tomar decisiones, o dudan de su capacidad de ser independientes, temen por sus fracasos, o su dificultad para resolver problemas. Lidiar con los bancos, cambiar de trabajos, mudarse de casa.
Es entonces que eligen un señor en un caballo blanco, de corcel brioso y seguro, firme y decidido que decida lo mejor para ellas.
Pero estas princesas pronto se sienten una posesión mas del notable caballero.
Pero a cambio se sienten seguras, protegidas de su propio miedo.
Muchos caballeros se comportan como tales, pero sin embargo muchos necesitan que sus damas despierten.
Porque de no hacerlo cargarán siempre con sus dudas, sus necesidades, sentirán el tremendo peso de dos vidas en una sola historia. Y luego de los herederos al trono, que se irán sumando a su carga.
Otros, tras la hazaña del rescate y un primer tiempo de eclipse y de romance, generan una lista de quejas y demandas, donde el reclamo continuo es a que ellas se hagan cargo.
Principes con problemas de memoria.
Príncipes que desde el primer día atraídos por la vulnerabilidad luego no la admiten.
Y aunque no recuerdo ningún cuento en que hubiere un príncipe esperando en la torre, en la vida cotidiana los he visto, hombres pasivos y anestesiados por el miedo.
Señores que con un perfil muy masculino, sin embargo sienten el enorme peso de las responsabilidades diarias excesivo, y descansan cuando se acerca una damisela montada a caballo.
No importa quien de los dos sea el que es rescatado.
El tema es que en realidad la falta de libertad que sentían crece en el auto engaño.
La dependencia.
El miedo.
La angustia de imaginarse lidiando solos.
Inicios de romances que se basan en este tipo de relación complementaria, exige muchísimo trabajo para ambos. Uno que quedará atrapado sin posibilidad de crecimiento, y otro que sentirá el peso de llevarlo a cuesta.
Bueno es el saber que podrían ambos tener la oportunidad de estar juntos en una relación mas balanceada. Pero para ello, deberían saber que pueden cambiar de personaje en sus historias.
Bomberos, príncipes, scouts, siempre listos para salvatajes es un estilo conocido dentro del TDAH.
Inseguridad, miedo, dependencia, falta de motivación y autonomía, lo mismo.
No dejemos de creer por ello en las historias de amor. Pero estemos atentos, por su suena alguna sirena.
Norma Echavarría
Copyright
2011
Cuentos de hadas y de los Habia una vez en un lejano reino....
Historias de amor, que se inician cuando un príncipe de oficio rescatista, se encuentra con una damicela necesitada de alguien que la libere.
Pero historias de princesas, como éstas no hay demasiadas.
Imágenes de fragilidad, de un perfil inseguro, débil, temeroso, extremadamente femenino, podría ser una característica que definió a la mujer en una sociedad de otros tiempos.
Sin embargo, aun en el 2011 muchas mujeres temen tomar decisiones, o dudan de su capacidad de ser independientes, temen por sus fracasos, o su dificultad para resolver problemas. Lidiar con los bancos, cambiar de trabajos, mudarse de casa.
Es entonces que eligen un señor en un caballo blanco, de corcel brioso y seguro, firme y decidido que decida lo mejor para ellas.
Pero estas princesas pronto se sienten una posesión mas del notable caballero.
Pero a cambio se sienten seguras, protegidas de su propio miedo.
Muchos caballeros se comportan como tales, pero sin embargo muchos necesitan que sus damas despierten.
Porque de no hacerlo cargarán siempre con sus dudas, sus necesidades, sentirán el tremendo peso de dos vidas en una sola historia. Y luego de los herederos al trono, que se irán sumando a su carga.
Otros, tras la hazaña del rescate y un primer tiempo de eclipse y de romance, generan una lista de quejas y demandas, donde el reclamo continuo es a que ellas se hagan cargo.
Principes con problemas de memoria.
Príncipes que desde el primer día atraídos por la vulnerabilidad luego no la admiten.
Y aunque no recuerdo ningún cuento en que hubiere un príncipe esperando en la torre, en la vida cotidiana los he visto, hombres pasivos y anestesiados por el miedo.
Señores que con un perfil muy masculino, sin embargo sienten el enorme peso de las responsabilidades diarias excesivo, y descansan cuando se acerca una damisela montada a caballo.
No importa quien de los dos sea el que es rescatado.
El tema es que en realidad la falta de libertad que sentían crece en el auto engaño.
La dependencia.
El miedo.
La angustia de imaginarse lidiando solos.
Inicios de romances que se basan en este tipo de relación complementaria, exige muchísimo trabajo para ambos. Uno que quedará atrapado sin posibilidad de crecimiento, y otro que sentirá el peso de llevarlo a cuesta.
Bueno es el saber que podrían ambos tener la oportunidad de estar juntos en una relación mas balanceada. Pero para ello, deberían saber que pueden cambiar de personaje en sus historias.
Bomberos, príncipes, scouts, siempre listos para salvatajes es un estilo conocido dentro del TDAH.
Inseguridad, miedo, dependencia, falta de motivación y autonomía, lo mismo.
No dejemos de creer por ello en las historias de amor. Pero estemos atentos, por su suena alguna sirena.
Norma Echavarría
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2011
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