Una historia que se saborea desde el principio, una historia que mantiene viva la esencia es para mi comparable con una cena de esas inolvidables, que no solo nos alimenta el cuerpo.
Un menu donde elegimos que vamos a pedir, sacamos algunos ingredientes, agregamos otros, elegimos el vino con el que acompañarlo, y nos deleitamos bebiendolo a sorbos discretos para que el paladar mantenga su atencion en alerta al sutil estímulo.
Un menu que cuidadosamente sera preparado, platos que tendran diferentes momentos y consistencia, y una carta que nos invitara a elegir siempre variaciones únicas.
Me recuerda esta metafora al libro de Laura Esquivel "Como agua para el chocolate", una historia cubierta de sensualidad, de estimulo para todos nuestros sentidos, de amor de ese que aspiramos experimentar no solo por una noche, ni por una temporada. Solo que sin el tragico final de la muerte de los amados. Me refiero a un amor que sea tan cuidado como los platos que nos deleitan cada comida. Codornices con pétalos de rosas...
Y el desafío de mantener caliente el agua, para que el chocolate pueda derretirse a diario.
Obvio para mi no existe comida sin chocolate de cierre, la crema disimulada con el cacao o evidente en el contraste, le da la textura justa.
El postre enmarca toda obra gourmet desde mi mirada plastica.
Una pareja armoniosa, desde ya no es una que no tenga malos momentos. de ninguna manera. asi como no existe el sitio en que el clima no tenga un mal día.
El tema es la proporcion de ellos. cuantos buenos momentos tendran que contrarrestar uno malo. Acaso surja del contraste de algunas nubes, algun suave y calmo como un chubasco..
Un menu donde elegimos que vamos a pedir, sacamos algunos ingredientes, agregamos otros, elegimos el vino con el que acompañarlo, y nos deleitamos bebiendolo a sorbos discretos para que el paladar mantenga su atencion en alerta al sutil estímulo.
Un menu que cuidadosamente sera preparado, platos que tendran diferentes momentos y consistencia, y una carta que nos invitara a elegir siempre variaciones únicas.
Me recuerda esta metafora al libro de Laura Esquivel "Como agua para el chocolate", una historia cubierta de sensualidad, de estimulo para todos nuestros sentidos, de amor de ese que aspiramos experimentar no solo por una noche, ni por una temporada. Solo que sin el tragico final de la muerte de los amados. Me refiero a un amor que sea tan cuidado como los platos que nos deleitan cada comida. Codornices con pétalos de rosas...
Y el desafío de mantener caliente el agua, para que el chocolate pueda derretirse a diario.
Obvio para mi no existe comida sin chocolate de cierre, la crema disimulada con el cacao o evidente en el contraste, le da la textura justa.
El postre enmarca toda obra gourmet desde mi mirada plastica.
Una pareja armoniosa, desde ya no es una que no tenga malos momentos. de ninguna manera. asi como no existe el sitio en que el clima no tenga un mal día.
El tema es la proporcion de ellos. cuantos buenos momentos tendran que contrarrestar uno malo. Acaso surja del contraste de algunas nubes, algun suave y calmo como un chubasco..