ADULTOS SIN MANUAL DE INSTRUCCIONES

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Aquí estoy para a ayudarte a que lo recuerdes. Te espero en este espacio, para que entres, leas, comentes, compartas con otros y siempre regreses por mas!
Nos vemos
Norma Echavarria
Médica Psiquiatra

miércoles, 18 de enero de 2012

LA CAJA DE PANDORA


La caja de Pandora.

Un escrito que cumplió 5 años ya...y hoy comparto con todos.


Mitos, historias que intentan dar una respuesta a emociones, conductas humanas,  enigmas, llevan en sí el germen de nuevas preguntas.                    
Hoy, mientras mi pequeña hija Lucía, de 8 años convaleciente de una angina, permanecía en la cama, pudimos leer juntas el mito de Pandora tarea de inglés.
Salimos juntas a volar un rato…….. Yo seguí pensando como siempre..

Me surgieron preguntas ante esta historia.
En síntesis en la Antigua Grecia los hombres vivían muy felices, y tranquilos, sin problema alguno, asi parecía..
El Dios Hermes llegó ante Pandora y Epimetheo, confiándoles a ellos una gran caja, para su cuidado, mientras él viajaba.
Un solo pedido les encomendó.
Bajo ningún concepto debían abrirla.
La curiosidad enorme de Pandora, pudo más que el pedido.
 Al abrirla salieron de ella malignos elfos que extendieron sobre el mundo todos los males hasta allí desconocidos.

Ella sintió angustia y dolor.
Epimeteo, ira.
Todos peleaban y discutían.
Luego una voz desde el interior de la caja clamaba por ser liberada.

Pandora abriendo nuevamente la caja, deja libre a un hada salvadora.
Esperanza...
Ella terminaría con los daños de los elfos. 
Fin. fin?
Ahora bien………

La curiosidad, que pudo mas que el compromiso adquirido ante Hermes, el Dios griego que le encargase cuidar de la caja, y la tentación de ir mas allá de lo permitido, como fuente de estímulo y adrenalina…….
¿Por que triunfaron? O acaso Pandora y Epimeteo perdieron su gobierno?

Antes de que los elfos dañinos portadores de problemas, se extendieran por el mundo parece ser que los hombres eran felices…como con Adan y Eva?

Pensar en la historia me llevó a reflexionar nuevamente acerca de las emociones humanas.

La emoción que genera la curiosidad, esa especie de temblor que impulsa a accionar, solo por la necesidad de calmar la sed y la avidez de una acción, pareciera ser una emoción positiva...

Pero ante la curiosidad,con la urgencia de seguir e ignorar los límites que por momentos nos marca la vida, surgen emociones negativas muchas veces, aún sin que nosotros abramos ninguna caja prohibida.

Los enormes costos que genera en un sujeto avanzar sin respetar los límites, muchas veces daña tanto a quien los traspasa como a quienes conviven con él.

El enigma, lo secreto, suele ser irremediablemente atractivo, llama nuestra atención, demanda nuestro interés.
 Lo nuevo, lo diferente, instinto de búsqueda que despierta emociones que hacen sentir que estamos vivos. saber, experimentar, descubrir...
Creo que lo mismo sucede cuando un hombre imagina la desnudez del cuerpo femenino, solo desde lo sugestivo de un escote, o una pollera.
Sostiene el interés.
Por lo general, no hay igual sensación ante la desnudez, que deja al hombre sin la posibilidad de imaginarse las curvas que tanto le seducen.
Ya todo está a la vista.
Los seres humanos, somos débiles ante lo prohibido, solo que algunos obtienen de esa trasgresión o quiebre de reglas una emoción que les resulta necesaria para estar vivos.

Muchos sujetos tienen necesidad de abrir constantemente Cajas de Pandora.

Pasar lo permitido, por la emoción de ir hasta donde su curiosidad y su necesidad de estímulo le dirigen.
Y pareciera desde una mirada objetiva, que un sujeto que transgrede los límites y que no acepta marcos prefijados, es un sujeto libre, diría desde mi opinión, hace lo que quiere como muestra de su libertad.

Sujetos con conductas adictivas, que no pueden negarse ante una tentación que promete placer o alivio a su creciente tensión interna, son en principio seres que jamás serán libres.

Desde esa conducta, mas bien viven atrapados y sin libertad en lo absoluto.


Prisioneros ante la urgente necesidad de accionar, sin pensar en las consecuencias, sucumbiendo ante las cosquillas que les genera lo nuevo, lo diferente, los excesos, lo imprudente, los cambios continuos, salen a buscar algo que necesitan, para poder sentirse vivos.
En el mito de la Antigua Grecia, no sólo Pandora recibió el castigo al experimentar tristeza, dolor y culpa, a partir de dejar salir los elfos portadores de los males, su extensión fue a todos los seres humanos.

Muchas acciones que están guiadas a obtener placer inmediato, calmar la necesidad, experimentar lo nuevo, traen consigo oculto el germen de lo negativo, que sistemáticamente se instala como insatisfacción.

Para sí y muchas veces dañando a quienes lo rodean.

Es la misma insatisfacción, el vacío, que lleva al sujeto a buscar nuevamente una satisfacción inmediata.
La satisfacción inmediata, suele estar seguida casi en forma automática por alguna de estas situaciones emocionales: arrepentimiento, culpa, vergüenza, vacío, angustia, ansiedad, etc. que son solo algunas de las muchísimas expresiones de cómo en vez del premio prometido que alimenta la tentación, su lugar es ocupado por el castigo.

Imaginarme un mundo sin emociones negativas, me es tremendamente difícil.
Pensé también en la expulsión del hombre del paraíso terrenal, por sucumbir ante la tentación y morder la manzana prohibida.
Otra forma más que aparece para dar lugar a la explicación del sufrimiento humano.
Poner énfasis en sujetos que viven en el vértigo que les da traspasar los límites, me hace pensar en sujetos que más que premios, reciben castigos, y que a cambio de un efímero tiempo de  placer, son condenados a cadena perpetua, que resulta el precio de comprarse satisfacción inmediata.

¿Pero que llevó Pandora a no resistir la curiosidad?
¿Que la llevó a ignorar la consigna?
¿Cuántas emociones anulan la posibilidad de evaluar una conducta, sus riesgos y sus consecuencias, eliminando con una demoníaca excitación, el necesario paso por el filtro analítico de la razón?
Muchas pueden ser las explicaciones, pero quisiera que al menos en alguna de las que enumere surja la posibilidad de cambio.

La insatisfacción crónica, el aburrimiento, la desmotivación, la baja tolerancia a la frustración, la ansiedad que espera resultados en la inmediatez, son algunos de los sustratos que conducen a la búsqueda del alivio, en lo que muchas veces parece ser promesa de plenitud.

Obviamente la curiosidad llevó en muchos casos a resultados positivos, grandes descubrimientos científicos surgieron de ella.
Hombres y mujeres llegaron a amarse por la curiosidad que les generase la presencia del otro.
Pero cuando la satisfacción no se halla en el proceso de búsqueda de algo, en el crecimiento de un proyecto, o en el sostenimiento del objetivo a largo plazo, cuando por lo contrario un sujeto choca constantemente con la realidad que lo frustra, el camino buscado suele ser el de la emoción inmediata.

Mi imaginación, me lleva a visualizar una Pandora aburrida.
Necesitada de cosas que le diesen placer, ya que la vida de esa Antigua Grecia monótona era demasiado predecible.
Y entonces pensaba encontrarse con joyas, perfumes, monedas, telas hermosas, que debían ser lo que hicieran tan importante esa caja.
Objetos que suponen una carga de valor en sí mismos.
Ella quería ver.
Y abrió la caja, y volaron los elfos, e inundaron al mundo de angustia, de enojo, tristeza, culpa, dolor, entre otros padecimientos.
Y cada vez que sucumbimos a una tentación, cada vez que llenamos nuestras arcas de objetos externos para proveernos de valor y de placer, la sensación que obtenemos de ello, pasa de alivio a vacío, culpa, y volvemos al círculo una y otra vez.

Miles de situaciones sociales, en la actualidad están sosteniendo estas conductas adictivas.
Una vida que solo parecería ser divertida por obtener estados emocionales a partir del afuera.
Emociones compradas con tarjetas de crédito, objetos que por el sólo hecho de acompañarnos, darían jerarquía y valor a nuestra persona, son ejemplos de ello.
Vertiginosos cambios que desvalorizan lo alcanzado con esfuerzo y generan la insatisfacción cuyo objetivo final es mover económicamente al mundo, conforman el entorno que acompaña hiriendo gravemente el desarrollo de los niños.

Y que entonces de ese entorno de exigencias extremas cuando por sus características un sujeto vive insatisfecho?
Que de la desvalorización constante, la angustia frente a sistemáticos fracasos, por metas inalcanzables, o la pérdida de la motivación?
Si pensamos en personas que sufren el fluir interno constante de emociones negativas, no podríamos entonces hasta justificar la búsqueda de alivio abriendo cajas como lo hiciera Pandora?

Un niño que crece en medio de una enorme presión de su entorno, que le deja un mensaje permanente de ser inadecuado, por ser muy lento, o por ser demasiado inquieto, demasiado curioso, o demasiado tímido, crece acostumbrándose a convivir con la angustia de no encajar.
Un niño o niña con déficit de atención sin diagnóstico temprano, suele forjarse una imagen tremendamente negativa de sí.

La ansiedad, la angustia, el aburrimiento, el vacío, la motivación que llega con la misma
velocidad con la que desaparece, las críticas, las burlas, la preocupación constante por evitar sucumbir y fracasar, son la fuente que impulsa a esos niños, cuando crecen a buscar en los riesgos una emoción positiva.
A veces solo lo hacen porque la acción les trae calma, pero otras muchas, la mayoría diría yo, lo hacen para poder seguir vivos.

Ante la palabra adicción, la mayoría asocia el consumo de drogas, marihuana, cocaína, éxtasis, entre las mas conocidas.
El tabaco, la nicotina y el alcohol, parecen elementos socialmente asociados al placer, hasta que quien los consume sin control termina poseído por ellos.
¿Pero y que de la adicción a trabajar?
¿Qué de la tremenda e irresistible conducta de comprar?
La necesidad de jugar por dinero, la excitación que conllevan esos momentos de riesgo son solo una trampa.
La adicción a la comida, ante la aparición de un problema, o varios.
La adicción a las excusas, para evitar reproches, a mentir, como consecuencia de no poder sostener la falta de éxitos reales.
La adicción a la cama, o al televisor, o a la computadora..

La necesidad de cambios constantes, la imperiosa necesidad de obtener la atención de los demás, también puede transformarse en adicción, la infidelidad, es una de las consecuencias de esa conducta.
Muchas veces un sujeto víctima de una adicción se repite una y otra vez, promete y jura que esa vez es la última.
Realmente después de tantos episodios los que están alrededor, dejan de creerle. Como en el cuento del pastor y el lobo.
Repiten, no quiere. Si realmente lo quisiera, dejaría de hacerlo.
Si me amase, o le importase, no lo haría.

Lo que ignoran es que una persona prisionera de la  tiranía de la satisfacción inmediata como forma de vida, no puede salir del círculo negativo.
No poder es muy diferente de no querer.

¿Y entonces?
¿Debemos aceptar las pestes y los males cada vez que se abra la caja prohibida?
¿Puede ser que un sujeto una y otra vez vaya  en búsqueda de castigos?
Hace poco un paciente adulto, inteligente, creativo, víctima de múltiples sufrimientos me dijo, que en realidad el creía que buscaba castigarse.volviendo a hacer lo que le generaba  sufrimiento una y otra vez.
Me sonó una interpretación aprendida en un contexto de diván
Alguien que va en busca de calma por sus síntomas y obtiene como respuesta muchas veces que es él mismo, quien desea el malestar con el que vive.dificilmente encuentre la salida...

Nadie ansía el dolor.
Menos aún ser mentor voluntario de su propio malestar.
Si puede que se transforme en el creador de una escenografía que lo lleva a ejecutar un personaje que no es quien es realmente.
Que enredado en intentar aliviar su dolor, genere un dolor más profundo y duradero.

Si un individuo es capaz en creer en sí mismo, si logra una imagen de sí que lo haga sentirse valioso, si vive con metas posibles, que puede concretar y traducir en forma de logros, ese sujeto puede vivir sin vacío.
Sin vacío, no hay necesidad de satisfacciones inmediatas dañinas.
Sin angustia no hay alcoholismo, ni drogadicción.
Sin avidez, sin aburrimiento, sin desmotivación, no hay juego patológico.
Sin autoestima, un ser es y será condenado a sobrevivir de lo que le prometa en forma inmediata alguna de las atractivas tentaciones

Para lograr resistir la curiosidad de lo nuevo, cuando esto no nos está permitido
Cuando jugar implica un riesgo, una pérdida, o una vida sin gobierno, hay que estar muy sólido para decirle NO.
Crecer implica desarrollar una imagen de sí desde la mirada inicial de los demás.
Los más significativos personajes, suelen dejar marcas indelebles que conforman la identidad de la individualidad.
Los padres, los maestros los amigos de la infancia, son los que llenan nuestros encofrados de hormigón.
Una vez fraguado, la estructura es difícil cambiar.
Pero no imposible.

Imaginemos que por error nos otorgan zapatos para recorrer la vida, que son tres números más chicos que nuestros pies……..

Imaginemos ahora el dolor al caminar, al ponerse de pie, aún al estar sentado sin apoyar los pies en el piso, el dolor no nos dejaría libres.

El dolor que nos recuerda lo inadecuado, el dolor que hace que no podamos disfrutar del paisaje recorrido.
¿Alguien juzgaría inadecuado que el personaje supuesto deseara ávidamente quitarse los zapatos?
Creo que nadie con sentido común.

El problema en nuestro ejemplo, surgiría si  luego del alivio de tirarse en la cama, libre del tormento y la presión continua, al incorporarse, volviese a meterse adentro de los mismos condenados zapatos, convencido de que son los que le corresponden.

La continua necesidad de escaparse para descalzarse una y otra vez pasaría a generar una conducta adictiva.


Ahora intentemos imaginar que Pandora no hubiese abierto la caja.
Que ella estuviera tan plena y entretenida con su vida, que nada, ni joyas, ni monedas, ni telas, o perfumes le otorgaran la excitación imprescindible para desoír un límite.

No hubiera conocido el dolor, la angustia, el sufrimiento.
Pero no termina así la historia.
Dentro de la caja, finalmente, Pandora pudo oír  una voz que pedía su ayuda.
Que imploraba ser liberada.

Y Pandora cedió.
Encontró al levantar la tapa, un hada, de alas plateadas, que se presentó como la esperanza.
Ella podía terminar con los daños de los dañinos Delfos.
Sanó su angustia, y selló las heridas en sus emociones que hasta entonces Pandora ignoraba.

Para ser realistas, si Pandora no hubiese abierto la caja, yo nunca hubiese tenido trabajo……
No hubiese entendido de angustia y tristezas, y no podría abrir esperanzas.

Esperanza es lo que aparece cuando alguien nos ayuda a bajar del círculo negativo de la satisfacción inmediata.
Es la posibilidad de un diagnóstico, y un tratamiento.

Esperanza que hará pensar que un sujeto no puede cambiar, en vez de pensar que no quiere hacerlo.

Desde allí podremos ayudarlo, permitiéndole descubrir la satisfacción a largo plazo.
Y así aceptar sus características, vivir  disfrutando de sus fortalezas y no solo detestando sus debilidades.
Dejando de lado expectativas inadecuadas, y aprendiendo a anticiparse frente a sus zonas débiles ya no necesitará buscar abrir cajas prohibidas.
Y la angustia dejará de acompañarlo.
Y aprenderá a elegir los zapatos que le corresponden.
No importará como se vean.
Serán los que él necesita.




Norma Echavarría
9/6/06
















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