Elena
entre tecito y recuerdos.
Mientras
Elena sentada frente a su tecito con lim
ón, segu
ía recordando la vida de su
amiga, entre novelas interesantes que ni se parec
ían en nada a los libracos que
Mariel devoraba entre la manofactura de fideos...Elena se qued
ó pensando con la mirada perdida, esbozando una sonrisa, recordando
cuanto tiempo hacía que trataba de entenderla... Cuan diferentes y parecidas eran.
Elena necesitaba toda la mañana de ser posible para dormir
entregada a los brazos de Morfeo.
Casarse a
los 23 era como un sacrilegio en el lenguaje de Elena.
Elena ten
ía todo friamente calculado, recibirse, luego trabajar y
asentarse, casarse y viajar todo lo que podia...entre medio de tardes al sol y
lecturas entretenidas. Novelas, por cierto.
Mariel era impredescible, nunca se sab
ía con que nueva idea aparecer
ía, pero eso s
í como alumna en la carrera de Medica vivi
ó rodeada de Libros. La sola idea de la palabra apuntes, le
sacaba urticaria en la mente.
Ella le
ía el
último libro en ingl
és, todos los articulos que llegaban a su mano, siempre
tenia algo nuevo que compartir, solo que era monotematica en su medicina...
Para su
amiga los dias empezaban temprano como siempre, y Mariel casada sigui
ó estudiando mientras jugaba a ser Susanita.
Va una
aclaraci
ón a aquellos que no saben a que me refiero con
Susanita.
Ella es un personaje de Mafalda, la amiga que
sue
ña con ser mama y ama de
casa...Quino, un genio...

Cuantas
veces Mariel habr
á escuchado y le
ído historias de Mafalda, sin poder traer de su archivos de
memoria, el nombre del genial Quino? As
í de inentendible le segu
ía resultando su amiga. Le parec
ía tan inteligente, y tan inconsistente que marcaban la
clara incongruencia que la caracterizaba en sus decisiones.
Revolviendo
su tecito con calma, sigui
ó la sucesi
ón de recuerdos...
Por ese
entonces, Mariel y su marido, viv
ían en el mismo edificio adonde
trabajaba su padre. Solo deb
ían pagar los servicios, y
hacerse cargo del resto.
Cuando en
ese entonces el resto era muy poco.
Mariel
viv
ía el sue
ño de volver a casa sin miedos, sin caras de desaprobaci
ón ni de reproche.

Vivian
felices y ocupados. cada uno con lo suyo.
El ten
ía un negocio, y lo alternaba con mates y siestas.
El
estudio de Mariel dejaba espacio para la cocina, las compras los amigos, y su
deseo de ser mam
á fue desplazando la prioridad
de graduarse. Estudiar no ten
ía mas rumbo que ir a las
clases, cuando lograba superar el aburrimiento mortal que le despertaban.
No sab
ía que es lo que har
ía despu
és de recibirse. Las especialidades le resultaban iguales.
Nada era tan apasionante entonces como completar el sue
ño de ser madre.
Todos le
recomendaban que esperase, sin embargo,
tres buenas razones la acosaban.
Sabia que
era mejor enfrentando simultaneidades, nunca jam
ás pudo esperar y la vida monotematica se le hacia
tremendamente aburrida.
Por ello
como siempre sal
ía con la suya, insisti
ó en la sabidur
ía de la madre naturaleza.
Mientras
jugaba a la casita, volv
ía a su departamento deseosa de
llenarlo de ni
ños...
Continuar
á.....
Norma C Echavarría
copyright
septiembre 2012, tarde pero seguro...
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